Gobernanza ambiental

P. Gutiérrez, N. Cabrera, K. Hermosilla y V. Huiliñir-Curío

en múltiples informes científicos, desencadenó la preocupación in ternacional sobre los límites ambientales del crecimiento económico (Pierri, 2005), que tuvo eco en la Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente Humano de Estocolmo en 1972. Al respecto, el Primer Informe del Club de Roma criticó, a inicios de los setenta, la viabilidad de la noción de desarrollo basado en el crecimiento económico y propuso el concepto de «ecodesarrollo», referido a las condiciones necesarias para mantener la habitabilidad en el planeta (Naredo, 1996). En ese entonces la visión predominante fue ecocentrista, planteando como propuesta central el límite al uso de recursos y al crecimiento económico y poblacional, asumiendo la contradicción sociedad-naturaleza como la causa del conflicto (Pierri, 2005). En los años ochenta Bunge también cuestionó las nociones de desarrollo vigentes y esbozó el concepto de desarrollo auténtico y sostenido, que buscaba ser integral y consideraba aspectos bioló gicos y económicos, pero también políticos y culturales (Crocker, 1987). Sin embargo, estas concepciones ecocentristas distaban del modelo capitalista, el cual estaba en pleno proceso de globa lización, lo que incidiría directamente en las nuevas visiones para planificar el territorio. Por ello, en 1980 la Estrategia Mundial de la Conservación acuña el concepto de «desarrollo» que desde los años cuarenta venía sufriendo cambios en su interpretación y lo concilia con el concepto de «conservación» . Así surge el concepto de sustainability . En este marco referencial, el desarrollo sostenible quedó definido principalmente en un enfoque utilitario de carácter científico-económico. Este contexto fue definitorio para las formas de generar planificación sobre los territorios, sobre todo en países latinoamericanos donde las realidades sociales distan de los países desarrollados. Sin embargo, pese a estos intentos por cuestionar el enfoque economicista tradicional de desarrollo, Naredo (1996) advirtió, una década más tarde, que la noción de sustentabilidad encontraba limitaciones sustanciales en la interpretación que se hacía desde el ámbito económico, pues la búsqueda de rentabilidad a corto plazo resultaba insostenible en el tiempo. Tras la emergencia

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