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“Y así lo hicimos, y así sabíamos cuánto… todos los pedazos los mediamos por parte
y después sacábamos el cálculo y esa es la hectárea que tenían que cambiarla para otro lado,
cambiarla, por ejemplo, las hectáreas de allá cambiarlas acá. Acá no íbamos a tocar lo mismo,
la misma parte de la otra gente sino de los vecinos, pero hicimos eso, hicimos una faja que se
llama, tal como esta mesa tienen tanto a este lado y tanto para allá y ahí quedaba, y ahí quedaban
todos, quedaba toda la tierra que tenía cada uno.”
Así, la dimensión cualitativa de las superficies que estaban en dominio anteriormente
se esfumó tras el predominio de la dimensión cuantitativa, algunas personas se adjudicaron
espacios que antes no estaban en su poder con tal de lograr la cantidad total de hectáreas que
constituía su anterior dominio. Lamentablemente esto produjo algunos inconvenientes
relevantes, pues en algunos casos ni la dimensión cuantitativa fue respetada, pues la
redistribución, a diferencia de como podría observarse a simple vista, no significó la mera
cristalización de un orden anterior, es decir, no reprodujo “en el papel” una distribución
pretérita del espacio, sino que significó un reordenamiento de la “propiedad” donde hubo
diferencias considerables. Así, algunos de los mayores que participaron de la decisión tenían aprehensiones sobre el tema, pues no todos estaban de acuerdo con la división 91 .
El trabajo llevado a cabo por la comisión interna de división no estuvo exento de
polémicas, pues también se presentaron algunas dificultades y oportunismos relativos a las
cercanías familiares y acuerdos entre habitantes que podían no ser compartidos por la
mayoría. De este modo, este momento liminal de reconfiguración fue permeado por estos
elementos, hasta hubo el caso de una “compra” realizada por un habitante a otro, lo cual
produjo tal problema que uno de los miembros de la comisión se retiró de esta debido a aquel
asunto, que en sus tér minos fue un “error”. Estos “conflictos” , a la hora de gestionar la
unificación de terruños, se tradujeron en que algunas hijuelas quedaron sin acceso al rio, pues
hubo hijuelas que, a pesar de los esfuerzos de traslado cuantitativo, no lograron ser
transferidas, y muchas de las que no tenían en su superficie una zona de residencia pero que
si pertenecían a unidades domésticas como parte de su explotación, fueron objeto de
91 Dentro de los relatos emergen testimonios como el siguiente: “ Cuando hubo la posibilidad de dividir y que cada uno obtuviera su título se complicó un poco, porque los que tenían harta tierra no querían dar el brazo a torcer a otra persona, así como a ellos, tampoco le estábamos quitando la tierra, o sea nosotros teníamos poca tierra, mi papá tenía poca tierra. Pero igual se complicaron los viejos, igual se complicaban, no sé por qué, pero… al final se llegó a un acuerdo y aprovechamos la oportunidad” ( Extracto obtenido de las entrevistas realizadas en el marco del trabajo de campo de este estudio durante el mes de mayo de 2022 en Caillin).
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