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biológicos o geológicos. Estas cuatro clasificaciones de alteraciones de acuerdo al CMN (2020b)

se definen como:

● Antrópicos: Cuando los agentes de alteración corresponden a la acción humana.

● Climáticos: Cuando los agentes de alteración corresponden a agentes tales como la lluvia,

nieve, viento, radiación solar, y humedad relativa.

● Biológicos: Cuando los factores de alteración corresponden a agentes de tales como la

vegetación (líquenes, arbustos, etc.), o la fauna silvestre (mamíferos, aves, etc.).

● Geológicos: Cuando los factores corresponden a agentes de alteración tales como los

sismos, inundaciones, deslizamientos, depositaciones o volcanismo.

Dependiendo del tipo de daño pueden ser de tipo físico (cambios de forma) o químico (en el

que existe un cambio en los componentes de la materia).

Asimismo, pueden especificarse otras características de la dinámica del riesgo, como las

que proporciona datos del grado de acción del o los procesos que generan el tipo de alteración

específico (activo, pasivo o inactivo), la velocidad del mismo (lento, moderado o rápido), la

periodicidad o frecuencia con que actúa (lineal, cíclico, ocasional) y el orden en el que se

manifiesta (regular o irregular) (Gaete et al., 2004). O también como lo han categorizado otros

autores en cuanto a frecuencia como eventos extraordinarios, eventos frecuentes y procesos

continuos (Michalski & Pedersoli en Santander, 2018).

De acuerdo a los parámetros contemplados por el CMN (2020b), los estados de

conservación pueden clasificarse de la siguiente manera:

● Bueno: La entidad no presenta deterioro ni alteración visible.