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2. MARCO TEÓRICO

2.2.2 Diagnóstico del autismo Diagnosticar a un niño con autismo puede resultar algo complicado. Aunque los padres o pediatras pueden notar algunas señales desde que son pequeños, suele ser más evi dente alrededor de los 2 o 3 años. Incluso a esa edad, es posible confundir el diagnóstico con otras condiciones distintas al autismo. Por lo tanto, cuando los niños comienzan a asistir a la escuela, es cuando se puede rea lizar un diagnóstico más preciso (American Psychiatric Association, s.f) Si bien cada persona en el espectro autista es única y presenta características individua les, existen algunas similitudes que pueden compartir, como las dificultades en las inte racciones sociales y la comunicación, tanto verbal como no verbal. También se pueden observar algunas de las siguientes caracte rísticas; Disminución en intereses, dificultad para reconocer y comprender las emocio nes, aversión por el contacto visual, falta de gestos no verbales, enfoques excesivos en temas específicos, dificultad para tole rar nuevas experiencias y cambios de ruti na, movimientos estereotípicos como agitar las manos, mecerse, girar, entre otras más. (American Psychiatric Association, s.f) Es importante recordar que estas caracterís

ticas pueden variar de una persona a otra y que el espectro autista es diverso en su ma nifestación. Cada individuo tiene su propio conjunto de fortalezas y desafíos. 2.2.3 Las emociones en el autismo Las personas que tienen trastorno del espec tro autista (TEA) enfrentan dificultades en la comunicación, tanto verbal como no verbal. Estas dificultades también afectan su capa cidad para comprender, gestionar y recono cer sus propias emociones, así como lo de los demás. “Los autistas no son capaces de “leer” los sentimientos que otras personas manifiestan a través de expresiones faciales, o de indica ciones orales con la voz, debido a que pre sentan un déficit, como se viene señalando, para posibilitar la comprensión de las emo ciones.” (Miguel, 2006) A veces, las personas con Trastorno del Es pectro Autista (TEA) son malinterpretadas como poco afectivas o “pesadas” debido a que sus comportamientos pueden parecer desajustados o incoherentes con el entorno y contexto en el que se encuentran (Mase da, 2013). Esto puede llevar a una creencia errónea de que no experimentan emociones, a pesar de que sí las poseen.

“Las personas con autismo definitivamente sí tienen emociones, ríen, lloran, se enfadan y sufren igual que todos nosotros y una de las pruebas está en las tremendas rabietas y enormes carcajadas que, sin duda, reflejan su capacidad para sentir y expresar emocio nes” (Maseda, 2013) Los niños con trastorno del espectro autista (TEA) pueden experimentar dificultades en el habla, ya sea que lo adquieran con el tiem po o requieran herramientas de apoyo para la comunicación. Esta falta de habilidades lingüísticas puede dar lugar a ciertos com portamientos en su expresión. Según Chaves (2021), es común observar que algunos niños autistas que no han desarrollado suficientes habilidades verbales, recurran a acciones como gritar o llorar para expresar sus nece sidades. Estos comportamientos pueden ser una manifestación de su dificultad para co municarse de manera verbal y su forma de buscar atención o transmitir emociones.

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