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La pendiente es un factor influyente en la generación de remociones en masa, ya que cuanto

más inclinada se encuentre una ladera, mayor será la fuerza de gravedad que ejerza esta sobre

los materiales que la contienen, como depósitos, suelos, rocas, etc. Para que se desencadene

una remoción bajo el factor hidrometereológico, dependerá de la intensidad de las

precipitaciones y de la inclinación en la que se encuentren las laderas: Bravo et al. (2016),

cuantificaron la relación entre los procesos de remoción en masa y las precipitaciones en la

zona de Talcahuano. Sus análisis indicaron que precipitaciones acumuladas por sobre los 100

mm en un periodo de hasta 10 días, se consideran como generadores potenciales de este tipo

de procesos en pendientes entre los 12º y 43°, identificando un patrón de precipitaciones

relacionado con la pendiente de la ladera, que obedece a eventos con mayor precipitación (>

100 mm) para laderas con menor pendiente y menores (< 100 mm) para aquellas más

pronunciadas. Por otro lado, como se mencionó anteriormente, Salazar (2019) a partir del

FEM, definió que en el sector de Cerro Maule se producen deformaciones máximas a partir

de eventos pluviales de menor intensidad pero más prolongadas en el tiempo, con una

precipitación acumulada mayor a 90 mm y una duración temporal mayor a 7 días.

En la mayor parte de la zona de estudio, principalmente en la llanura fluvio-marina, se

identificaron pendientes entre los 10° y 20° de inclinación, evidenciándose remociones en

laderas con pendientes entre los 5° y 18° principalmente. A partir de los resultados obtenidos

por ambos autores, se sugiere que, como se evidencian laderas con pendientes bajas y

moderadas, las remociones en masa están influenciadas por eventos pluviales de menor

intensidad pero temporalmente más prolongadas.

La cobertura de suelo se evaluó debido a las observaciones realizadas en las salidas a terreno

y a los análisis mineralógicos obtenidos. Estas se evidenciaron sobre suelo residual arcilloso

de coloración rojiza, predominante en la zona de estudio, en donde se observaron remociones

y zonas propensas a estos procesos. Según Luzio (2010), este suelo está desarrollado a partir

de la meteorización química y física de mica esquistos presentes en el basamento

metamórfico (Cordillera de la Costa) y de material volcánico transportado sobre este

basamento. Esto es consistente con los resultados mineralógicos obtenidos de estos suelos,

los que presentan minerales de arcilla de origen volcánico y metamórfico, capaces de generar

inestabilidades en las laderas, como se describió anteriormente. Estos suelos se encuentran

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