TTE92
Monitoreo de gases volcánicos: análisis de emisiones de dióxido de azufre…
encima de la presión litostática, la energía se libera como una erupción volcánica débil a
moderada, teniendo como consecuencia la apertura de las vías de desgasificación, que
producen un aumento de salida del gas a la atmósfera, y un aumento de la actividad térmica
superficial (González et al., 2015).
Por otro lado, conforme a lo ocurrido durante la erupción freática del 2015, resulta
interesante comparar ambas emisiones de SO 2 con los distintos parámetros volcánicos
obtenidos, ya que, si bien los mecanismos gatillantes son diferentes, existen algunas
congruencias. Por ejemplo se observan de igual manera alzas importantes en los flujos de
SO 2 (>3500 t/d), enjambres tipo LP y una lenta disminución en la temperatura del cráter
(Gaete et al., 2020). Así pues, no se descarta que el origen para ambas fumarolas se relacione
directamente con fuentes magmáticas (Menard et al., 2014; Tamburello et al., 2014), siendo
el caso para la erupción del 2015 con cámaras magmáticas más someras, y, para la erupción
del año 2018, actividad magmática profunda que considera sistemas de tuberías más
complejos. Ambas relacionadas directamente a la dinámica de crecimiento del domo. Aun
así, en ambos casos es crucial la interacción con los sistemas hidrotermales, que al parecer
dominarían el área en el volcán Láscar (Menard et al., 2014; Tassi et al., 2009).
En conclusión, el tipo de emisión correspondiente al patrón 3 puede interpretarse como
una respuesta a las inyecciones periódicas de magma al domo acrecionado situado en el cráter
activo, el cual, mediante fracturas producto de las diferencias térmicas, permite la liberación
de fluidos magmáticos (Conde et al., 2014). Por lo tanto, el cambio en el régimen sísmico y
la complejidad del sistema de tuberías podrían soportar esta idea, donde la temporalidad de
los sucesos es acorde a las señales emitidas.
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