Gobernanza ambiental

Andrés Muñoz-Pedreros

o colonizan hábitats vacíos. Pero al no lograr el intercambio con otras poblaciones comienzan a extinguirse (Harrison, 1994). Al gunos hábitats son muy productivos y contienen poblaciones que generan un exceso de individuos, denominados «fuentes», donde el éxito reproductivo es mayor que la mortalidad. Otros hábitats son menos productivos y sus poblaciones tienen una mortalidad local que supera la natalidad, estos son llamados «sumideros», donde el éxito reproductivo es menor que la mortalidad y dependen de la inmigración de otros fragmentos fuentes para no caer en el vórtice de la extinción. Por lo tanto, en el contexto de metapoblaciones una fuente puede mantener varios sumideros, ya que los fragmentos están conectados por corredores. Hasta un 10% puede ser fuente y sostener otro 90%. Esta es la denominada dinámica de fuente/ sumidero (Pulliam, 1988). La población mínima viable (PMV) es el número mínimo de individuos necesarios para asegurar la sobrevivencia de una especie (Shaffer, 1981); es la población más pequeña, aislada en un hábitat, que tiene un 99% de probabilidad de continuar existiendo después de 1.000 años, independientemente de los efectos previsibles de la estocasticidad demográfica, ambiental o genética y de las catástrofes naturales. Puede ajustarse la exigencia de la PMV a probabilidades y/o escalas de tiempo menor (95% a 100 años), pero nunca consi derando parámetros de un año promedio, sino que deben incluirse la mayor cantidad de condiciones de años excepcionales (sequías, inundaciones, vulcanismo, incendios). Frente a la escasez de infor mación y recursos económicos se propone proteger de 500 a 5.000 ejemplares de especies vertebradas, ya que este número parecería apropiado para proteger la diversidad genética. Pero las estimacio nes de PMV pueden ser inciertas y difíciles de generalizar, costosas y con requerimientos de datos abstractos y modelos, especialmente para especies en peligro de extinción o de distribución restringida (Brook et al. , 2006). Por esto, está la alternativa de usar el Análisis de Población Viable (APV) (Chilvers, 2012), que también calcula el riesgo de extinción, pero puede elaborarse a partir de información observada directamente en terreno. Este análisis también puede ser

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