Gobernanza ambiental

Andrés Muñoz-Pedreros

aumentar la diversidad y luego realizar un monitoreo en tres niveles (sensu Henle et al. , 2008): el monitoreo de la intensidad del conflicto entre las partes interesadas, los efectos sociales y económicos en los agricultores y el estado y las tendencias de la biodiversidad. Los incentivos apuntan a conservar la biodiversidad al tiempo que permiten la viabilidad económica de las partes interesadas individuales. Existen modelos agroambientales ( agri-environment schemes ) que tratan de resolver los conflictos y, en este contexto, Lastra-Bravo et al. (2015), en un meta-análisis, detectaron que los factores de éxito son los pagos justos, la edad y los niveles educativos, la presencia de un sucesor en la actividad y la capacidad de realizar cambios progresivos en lugar de cambios bruscos en las actividades agrícolas. Por otro lado, los enfoques complementarios pueden ser sinérgicos para los agricultores, como los incentivos estatales, una adecuada capacitación de organismos no gubernamentales y univer sidades, una certificación internacional de organismos independientes y fiables, con más agricultores organizados en cooperativas para el procesamiento y comercialización de sus productos ambientalmente certificados. Esto puede tener implicancias en otros sectores como el turismo local y regional. Examinar los modelos agroambientales implementados en Europa puede ser interesante, teniendo cuidado en las comparacio nes, ya que sus agroecosistemas son milenarios y los nuestros solo centenarios, por lo que nuestros sistemas podrán tener respuestas más rápidas y auspiciosas. La mayoría de los estudios en Europa (Batáry et al. , 2015) demuestran aumentos en la biodiversidad de las tierras de cultivo en respuesta a las Áreas de Compensación Ecológica (ECA), y el tamaño del efecto depende de la estructura y la gestión del paisaje circundante. Como ejemplo, en Suiza, cada agricultor debe gestionar el 7% de sus tierras agrícolas como ECA, incluyendo praderas de pastoreo, huertos tradicionales y bosquetes. En 2002 más del 14% del área agrícola suiza se cubrió bajo esta designación (Knop et al. , 2006) y los resultados han sido auspiciosos para la recuperación de la biodiversidad (Meichtry-Stier et al. , 2014).

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