Gobernanza ambiental

Miguel Escalona Ulloa

interesante de este proceso se encuentra en el libro Tres razas. Infor me de los colonos europeos en Araucanía, 1887 , escrito por Isidoro Errázuriz, quien señalaba:

La huella del hombre y de sus instintos de destrucción salvaje está estampada en lo más tupido del bosque. A cada paso vemos desfilar, entre masas de verduras llenas de vida y de vigor, grupos de árboles destruidos y ennegrecidos por el roce, que han quedado en pie como protestando contra la barbarie de los nuevos ocupantes de La Araucanía y levantando los brazos al cielo en la crisis de una dolorosa agonía 23 .

Este agente de colonización que estuvo en Europa promoviendo la venida de colonos extranjeros a las tierras del sur de Chile vio con espanto cómo los «nuevos» ocupantes que arriban a este espacio regional utilizan el fuego, al igual que el Estado en el proceso de ocupación del Wallmapu que dio origen al Granero de Chile como una práctica usual. El fuego se posiciona como un dispositivo que posibilita la transformación y ocupación del espacio, ya que en la medida que este avanza sobre la superficie abre la senda para la llegada del «progreso» que viene de la mano con el cultivo agrícola de la tierra y el asedio o repartición de esta. El panorama del bosque en Chile en los primeros años del siglo xx estuvo vinculado a las quemas y de forma incipiente a las faenas de explotación que se realizaban en algunos lugares de la precordillera y cordillera araucana. Con el propósito de indagar en nuevas técnicas de manejo del bosque y su «conservación» fue contratado durante el Gobierno de José Manuel Balmaceda uno de los científicos más importantes en el ámbito forestal, Federico Albert. En sus primeras andanzas por el país dejó registro de las quemas que se efectuaban y mencionaba al respecto lo siguiente:

Causa espanto y dolor contemplar desde el valle, en toda la extensión de esa inmensa zona, los bosques cordilleranos iluminados por los roces. ¿Qué es lo que se está haciendo?, nos preguntamos. Se está incendiando Chile en nombre de la agricultura, se está decretando el desierto del sur a nombre del

23 Errázuriz, I. (1892). Tres Razas . Imprenta de la Patria: Valparaíso, 1892, p. 15.

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