Gobernanza ambiental

Claudia Mercado Cerroni y Félix Rojo Mendoza

de los actores protagonistas, de modo de alcanzar desde la política pública soluciones pertinentes con los contextos culturales y terri toriales específicos. Estas nuevas ideas implican fundamentalmente una reestructu ración de los equilibrios entre el Estado y la sociedad civil, centrada esta nueva lógica moderna de la gobernanza en el capital social y los fundamentos sociales necesarios para un desarrollo social integral, armónico y de carácter sostenible en todos sus ámbitos (Natera, 2004: 6). Estos equilibrios son posibles, básicamente, en «la inte racción de una pluralidad de actores gobernantes, quienes no son todos estatales, ni aún públicos» (Leca, 1996: 339). Considerando los aspectos citados, es posible definir dos dimen siones en la gobernanza: por un lado, una dimensión estructural, que se encuentra establecida por los arreglos institucionales existentes en la sociedad, y que «restringen» la acción; y, por otro lado, una dimensión dinámica, que es aquella que refiere a las acciones de los actores que pueden influir en dicha dimensión estructural. Es en este punto que el recurrir a un sentido sociopolítico del análisis permite comprender la relación dinámica entre los concep tos de gobernabilidad y gobernanza, esto como una relación donde gobernabilidad constituye un estado posibilitado por la segunda, y que da la misma importancia a condiciones estructurales, como interacciones y relaciones de actores con relación a los arreglos es tructurales. Así, y retomando la idea de gobernabilidad como una capacidad, Prats (2003) concluye: «Si entendemos por gobernanza la interacción entre actores estratégicos causada por la arquitectura institucional, entonces la gobernabilidad debe entenderse como la capacidad que dicha interacción proporciona al sistema sociopolítico para reforzarse a sí mismo; es decir, de transformar sus necesidades o preferencias en políticas efectivas. Este refuerzo, a su vez, puede ser positivo o negativo, según el sistema transforme las necesidades ciudadanas en políticas públicas de forma más o menos efectiva...» (Prats, 2003: 245). Aún con la complejidad que este tipo de términos reviste, existe cierto consenso en torno a la idea de que el concepto gobernanza

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