Gobernanza ambiental

Reflexiones en torno al concepto de gobernanza

que se circunscribe al ámbito de los gobiernos comunales, esperando que el lector no pierda de vista la complejidad del fenómeno. Dicho esto, queremos señalar que el énfasis en la descentraliza ción parte del supuesto de que cuanto más reducido es el escenario desde el cual deben tomarse las decisiones, existirá mayor cercanía entre el mundo público y la sociedad civil, y una mayor identificación entre representantes y representados. Lo anterior deberá traducirse en el correlato entre demandas y soluciones en un ambiente de co laboración recíproca indispensable para el ejercicio democrático a nivel local (Carmona y Masbernat, 1997). En este nivel, son las organizaciones territoriales, como juntas de vecinos, organizaciones deportivas, culturales o de carácter étnico, quienes presentan los vínculos más cercanos con las autoridades. Esto les ha permitido, en algunos casos, ir ampliando sus posibilidades de negociación frente a temáticas conflictivas o de difícil resolución al interior de sus territorios (Donovan, 1999). Sin embargo, su sola presencia y empoderamiento no son suficientes, pues, como ya he mos podido constatar, el rol de la autoridad local será central para avanzar en estas materias. Así, hablar de gobernanza en el nivel local es hablar de procesos mediante los cuales autoridades de distinta índole «despliegan sus capacidades para articular e involucrar a la sociedad civil en una propuesta de desarrollo concentrada, estableciendo mecanismos y espacios para su participación en la toma de decisiones sobre las prioridades del desarrollo local y regional» (Reverz, 2009: 35). Esto implica la gestión de una red de relaciones múltiples entre diversos actores con intereses igualmente diversos, con el fin de establecer acuerdos en los que se canalicen todas las visiones del territorio para definir una visión común (Alfie, 2013). En esta línea, es posible reconocer dos variables fundamentales que contribuyen a la profundización democrática. Estas son, por un lado, la participación de la comunidad local en la toma de decisiones, y por otro, la capacidad de las autoridades para dirigir un proceso de gestión participativa en las comunas, orientado al mejoramiento de la calidad de vida (Carmona y Masbernat, 1997).

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