La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)
escasez de la salvación de la que nadie, sin embargo, estaba originariamente ex cluido. Ese juego entre un principio universal que sólo pueden escuchar algu nos y esa salvación escasa de la que, no obstante, nadie está excluido a priori es lo que va a estar, como ustedes saben, en el corazón m ismo de la mayoría de los problemas teológicos, espirituales, sociales, políticos del cristianismo. Ahora bien, podemos ver que esta forma se articula con mucha claridad aquí, se arti cula en esa tecnología del yo o, mejor dicho (puesto que no sólo hay que hablar de tecnología): la civilización griega, helenística y romana d io lugar a una ver dadera cultura del yo que en los siglos I y II de la era cristiana asumió, creo, d i mensiones considerables. Dentro de esta cultura de sí vemos actuar en plenitud esa forma -reitero: tan fundamental en nuestra cu ltura- entre la universalidad del llamado y la escasez de la salvación. Por otra parte, la idea de salvación (sal varse, generar su salvación) es absolutamente central en todo esto. Todavía no les hablé de ello, precisamente porque ahora llegamos, pero como verán, el des plazamiento cronológico que nos llevó de la inquietud de sí adolescente a la in quietud de sí para envejecer plantea el interrogante de cuáles son el objetivo y la meta de dicha inquietud de sí: ¿en qué sentido podemos salvarnos? Verán también que la relación medicina/práctica de sí nos remite al problema de “sal varse y generar su salvación” : ¿qué es tener buena salud: escapar a las enferme dades, a la vez ser conducido a la muerte y salvarse en cierta manera de ella? Entonces, advertirán que todo esto nos lleva a una temática de la salvación, cu ya forma se define claramente en un texto como el de Epicteto que les mencio naba hace un momento. Una salvación que, una vez más, debe responder a un llamado universal pero que, de hecho, sólo está reservada a algunos. Pues bien, la vez que viene trataré de hablarles de otro aspecto de esa cultura de sí: el que concierne a la manera como “cultivarse a sí m ismo” , “preocuparse por sí m ismo” , d io lugar a formas de relaciones, a una elaboración de sí mismo como objeto de saber y conocimiento posibles, completamente diferentes de lo que podía encontrarse en el platonismo.
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