La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

C IA S E D E L 6 D E E N E R O D E 1982 - PR IM ERA H O R A

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ses, no hagas votos, no te comprometas con cosas, obligaciones que no puedas honrar. En cuanto al gnothi seauton^ significaría, siempre de acuerdo con Roscher: en el momento en que vengas a hacer preguntas ai oráculo, examina bien en ti mismo las que vas a hacer, las que quieres hacer; y puesto que debes reducir al máximo la cantidad de tus preguntas y no plantear demasiadas, presta atención en ti mismo a lo que necesitas saber. Otra interpretación mucho más reciente: la de Defradas, de 1934, en un libro sobre Les Thèmes de la propagande delphicjue}^ Defi-adas propone otra interpretación, pero que también muestra, sugiere con claridad que el gnothi seauton no es en absoluto un principio de autoconocimien­ to. Según este autor, esos tres preceptos délficos serían imperativos generales de prudencia: “de nada en exceso” en los pedidos, las esperanzas, ninguna demasía, tampoco, en la manera de comportarse; en cuanto a las “cauciones” , era un pre­ cepto que prevenía a los consultantes contra los riesgos de la generosidad excesi­ va; y con respecto al “conócete a ri mismo” , sería el principio [según el cual] hay que recordar sin cesar que, después de todo, uno no es más que un mortal y no un dios, y por lo tanto no debe presumir demasiado de su fiierza ni enfrentarse con las potencias que son las de la divinidad. Pasemos rápidamente sobre este asunto. Querría insistir en otra cosa que concierne mucho más al tema que me preocupa. Cualquiera sea, en realidad, el sentido que se haya dado y atribuido en el culto de Apolo al precepto dèlfico “conócete a ti m ismo” , es un hecho, me parece, que cuando ese precepto dèlfi­ co, ese gnothi seauton, aparece en la filosofía, en el pensamiento filosófico, lo hace, com o es bien sab ido , alrededor del personaje de Sócrates. Jeno fon te lo atestigua en los Recuerdos de Sócrates}'^ y Platón en una serie de textos a los cua­ les habrá que volver. Ahora bien, cuando ese precepto dèlfico (ese gnothi seau­ ton) aparece, se lo acopla, se lo hermana, no todo el tiempo pero sí varias veces y de manera significativa, con el principio del “preocúpate por ti mismo” {epi- melei heautou). D igo “acopla” , “hermana” . D e hecho, no se trata del todo de un acoplamiento. En algunos textos a los cuales tendremos que volver, la regla “co­ nócete a ti m ismo” se formula mucho más en una especie de subordinación con J . Defradas, Les Thhnes de la propagande dílphique, París. Klincksieck, 1954, capítulo III: “ La sagesse delphique” , pp. 268-283- “ Entonces habló Sócrates; Dime. Eutidemo. preguntó, ¿fuiste alguna vez a Delfos? — Sí, por Zeus, respondió Eutidemo; no una sino dos veces. — ¿Advertiste entonces en alguna parte del templo la inscripción ‘Conócete a ti mismo’ ?— Sí. — ¿ l a miraste distraídamente o pusiste en ella tu atención y trataste de examinar quién eres?” (Jenofonte, Mémorable!:, IV , II, 24 , traducción de P. Chambry, París, Garnier-Flammarion. 1966. p. 390 [traducción castellana: Recuerdos de Sócra­ tes, en Recuerdos de Sócrates-Banquete-Apologia de Sócrates, Barcelona, Planeta-j^ostini, 1995])-

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