La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

respecto al precepto de la inquietud de sí. El gnothi seauton (“conócete a ti mis­ mo”) aparece, de una manera bastante clara y también en este caso en una serie de textos significativos, en el marco más genera! de la epimeleia heautou (inquie­ tud de sí mismo), como una de las formas, una de las consecuencias, una suerte de aplicación concreta, precisa y particular, de la regla general: debes ocuparte de ti mismo, no tienes que olvidarte de ti mismo, es preciso que te cuides. Y dentro de esto aparece y se formula, como en el extremo mismo de esa inquietud, la re­ gla “conócete a ti mismo” . En todo caso, no hay que olvidar que en ese texto de Platón, por supuesto demasiado conocido pero que pese a ello es fundamental, la Apología de Sócrates, éste se presenta como aquel que esencial, fundamen­ tal, originariamente dene como función, oficio y cargo el de incitar a los otros a ocuparse de sí mismos, a cuidar de sí mismos y no ignorarse. En [zApolo^a hay, en efecto, tres textos, tres pasajes que son muy claros y explícitos al respecto. Encontramos un primer pasaje en 29d de la Apología}'^ En él, Sócrates, al de­ fenderse y hacer una especie de alegato ficticio frente a sus acusadores y jueces, responde a la siguiente objeción. Se le reprocha encontrarse actualmente en una situación tal que “debería avergonzarse” . La acusación, por decirlo de algún m o­ do, consiste en decir esto: no sé muy bien qué hiciste mal, pero debes reconocer, de todas maneras, que es vergonzoso haber llevado una vida tal que ahora tengas que estar frente a los tribunales y corras el riesgo de ser condenado, e incluso con­ denado a muerte. ¿No es cierto, en definitiva, que hay algo vergonzoso en quien ha llevado una vida determinada, de la que no se sabe cómo es, pero debido a la cual corre el riesgo de ser condenado a muerte tras un juicio semejante? A lo cual Sócrates, en este pasaje, responde que, al contrario, está muy orgulloso de haber tenido esa vida, y que si alguna vez se le pidiera que la modificara, se negaría. Por lo tanto: estoy tan orgulloso de haber llevado la vida que llevé que, aun si me pro­ pusieran la absolución, no la cambiaría. Aquí tenemós ese pasaje, y esto es lo que dice Sócrates: “Atenienses, os estoy agradecido y os amo; pero obedeceré al dios antes que a vosotros; y, mientras tenga un soplo de vida, mientras sea capaz de La mayor parce de las veces, Foucaulr utiliza para sus clases las ediciones de Les Belies Lettres (también llamadas ediciones Budé), que le permiten tener, frente a la traducción, el texto en el idioma original (griego o latín). Por eso, cuando se trata de términos o pasajes importantes, acompaña su lectura de referencia con el texto en lengua original. Por otra parte, cuando Fou- cault lee de ese modo las traducciones francesas, no siempre las sigue al pie de la letra, sino que las adapta a las exigencias del estilo oral, multiplicando los conectores lógicos (“y” , “ o ” , “es de­ cir” , “ pues bien” , etcétera) o bien trayendo a colación la argumentación precedente. La mayo­ ría de las veces restituiremos la traducción francesa original e indicaremos entre corchetes, en el cuerpo del texto, los añadidos significativos (seguidos de: M. F.).

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