La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

más, te ocupas de algo que es lo mismo que tú, [lo mismo] que el sujeto que “se ocupa de” , tú mismo como objeto. Por otra parte, el texto lo dice con mu­ cha claridad: hay que saber qué es auto to autor^ ese elemento idéntico que, en cierto modo, está presente de uno a otro extremo de la inquietud de sí: sujeto de la inquietud, objeto de la inquietud? ¿Qué es eso? Estamos, por lo tanto, frente a una interrogación metodológica acerca del significado de lo que designa la forma reflexiva del verbo “ocuparse de sí mismo” . Y ésa es la segunda referencia al precepto “ hay que conocerse a sí m ismo” pero, como ven, muy distinta del simple consejo de prudencia dado un poco antes, cuando se decía a Alcibíades: como sea, presta un poco de atención a tu mala educación y todas tus incapacidades. ¿Qué es, entonces, ese heauton o, mejor, a qué se hace refe­ rencia con ese heautoni Si lo prefieren, paso enseguida a la respuesta. Respuesta que ustedes conocen, dada cien veces en los diálogos de Platón: psykhes epimele- teon (uno debe ocuparse de su alma),“'' luego de un desarrollo al cual voy a vol­ ver. En este aspecto, el texto del Alcibíades coincide muy exactamente con toda una serie de formulaciones que encontramos en otros lugares: sea en la Apolo­ gía , por ejemplo, cuando Sócrates dice que incita a sus conciudadanos de Ate­ nas, y además a todos los que encuentra, a ocuparse de su alma {psykhe) a fin de que ésta llegue a ser lo mejor posible;"^ también hallamos esta expresión en el Crátilo, en el cual, en lo tocante a las teorías de Heráclito y el flujo universal, se dice que no hay que confiar simplemente a la palabra el therapeuein hauton kai ten psykhen (el cuidado de ocuparse, de velar por sí m ismo y [por] el alma): aquí, el acoplamiento heauton/psykhe es evidente;^^ tenemos, asimismo, el fa­ moso pasaje del Fedón: si el alma es inmortal, pues bien, epimeleias deitaíP (ne­ cesita que nos ocupemos de ella, requiere celo, inquietud, etcétera). Cuando el Alcibíades llega a la fórmula: “¿Qué es ese sí mismo del que hay que ocuparse? Y bien, es el alma” , coincide entonces con muchas cosas, muchos temas que va­ mos a reencontrar y reencontramos efectivamente en tantos otros textos plató­ nicos. Pero creo que la manera misma en que se llega a esa definición del heau­ ton como el alma, la manera misma en que ésta se concibe aquí, es, empero,

Ibíd., 129b, p. 102. 2“* Ibíd., 132c, p. 108. Platón, Apologie de Socrate, 29e, en ob. cit., p. 157.

“Tal vez no sea muy sensato que uno mismo y su alma [hauton kai ten hautou psykhen thera­ peuein] se atengan a los buenos oficios de los nombres con una completa confianza en ellos y sus autores” (Platón, Cratyle, 440c, en Œuvres cottiplitfs, tomo V-2, traducción de L. Móridier, París, Les Belles Lettres, 1931. p- 137 (traducción castellana: Crátilo, en Diálogos, ob. cit., tomo II]). Platón, Phtfdon, 18c, en ob. cit., p. 85-

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