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nombre y apellidos y al servicio más o menos consciente, de ideas,

valores e intereses concretos, tan legítimos o tan espurios como se quiera

pero reales. No querer reconocerlo, recurrir por dejadez a la imagen del

sujeto colectivo es ocultar la realidad”. (Prats, 2004, p.33).

Como lo presenta la etnografía en el caso de la casa familiar del poeta en Lautaro,

diversas personas reconocen un valor en la casa, le dan afecto y sentido, pero la

casa no es reconocida como parte oficial del patrimonio histórico en Chile, sino

hasta que intervienen los agentes de las instituciones del Estado (CMN, Servicio

Nacional del Patrimonio, Ministerio de las culturas, las artes y el Patrimonio,

OTRA), quienes con el trabajo, por ejemplo, de los mismos agentes técnicos del

equipo interdisciplinar de la OTRA, conformaron el abanico formal de

significados del inmueble, integrando en el despliegue del trabajo a las personas

y significaciones que el equipo creyó pertinentes, así como también, realizaron

la gestiones para que la casa fuese declarada Monumento Histórico.

Como se ha dicho, sin el Estado no se podría explicar la vasta producción

patrimonial, ni las institucionalidades que se han encargado de gestionar,

conservar, valorar y restablecer el patrimonio. Los agentes del Estado

históricamente han cumplido con el rol de profesionales, funcionarios, técnicos

y expertos en activación y protección del patrimonio, donde generalmente nos

podemos encontrar con artistas, arquitectos, arqueólogos, historiadores,

antropólogos, biólogos, geógrafos, paleontólogos, ingenieros civiles, abogados,

etc., personas del área de las ciencias sociales y naturales, que interactúan con la

academia y la sociedad.

Así es en el caso de mi experiencia profesional en la patrimonialización de la

casa, desde la academia, me vincule e interactúe con agentes de la OTRA,

conformando un equipo técnico interdisciplinar encargado de distintas funciones

en la gestión y puesta en valor de la casa.

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