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En este sentido, no tenía mucho que hacer, si bien los valores se expresaron y

registraron en mis informes finales de trabajo, y por medio de una exposición

pública, como canta el dicho popular, “donde manda capitán no manda

marinero” , por lo que si bien existe un abanico de valores en referencia a la casa

y a la literatura, estos están inscritos en la profundidad del sentido de la casa y de

la humanidad que le dan valor al lugar, más allá de las clasificaciones y

definiciones formales del inmueble.

Existiendo un límite que se expresa en el ámbito aplicado de la disciplina, que

versa sobre los intereses, intenciones y funcionamiento de la institución, en

donde uno como antropólogo, ejerció su profesión como especialista, que brindó

apoyo técnico y científico, y que se debió apegar a los requerimientos específicos

del equipo de la OTRA y no andar haciendo otras acciones que no le

correspondan, como evaluar el proceso, realizar gestiones u otras labores que

salgan de sus límites profesionales y disciplinarios.

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