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en Viña del Mar, incluso el caso de erradicación de campamentos que desaparecieron
en el desastre socio natural de Valdivia, dando paso a la construcción de la población
Menzel (Aucapan, 2015).
No obstante, los antecedentes más exitosos sobre autoconstrucción señaladas
anteriormente, las demás experiencias descritas por los autores dan cuenta de la
lucha constante contra los estigmas territoriales asociados a los campamentos. La
Villa Don/San Arturo estudiada por Márquez (2008) y comparada con el exitoso
proceso de autoconstrucción tutelado que analiza la misma autora en el caso de Villa
La Reina, da cuenta de la dispar suerte que tuvieron los campamentos erradicados.
En Villa Estrecho de Magallanes descrita por Palma (2020) también se evidencia
cómo los pobladores deben enfrentar estigmas territoriales en la recomposición de
sus organizaciones de lucha comunitaria. El caso más evidente es la experiencia que
Fredes y Quero (2018) describen sobre los campamentos A y B en Antofagasta, y
cómo operan los mecanismos de segregación socioespacial modificando la
percepción sobre un territorio y las personas que lo habitan (Carman et. al., 2013)
tanto como la autopercepción que los pobladores construyen sobre sí mismos.
De esta forma, desde el estudio de las redes sociales, los campamentos constituyen
un espacio de esperanza que dignifica a sus habitantes y los agrupa a través de la
lucha por la vivienda y condiciones de vida digna (Gravano, 2016). Sin embargo,
desde afuera son víctimas de la estigmatización territorial (Wacquant, 2007), tanto los
campamentos como sus pobladores, imponiéndoseles una identidad asociada a
aspectos considerados negativos por la sociedad mayor, que le atribuye a los
campamentos la concentración de criminales y la responsabilidad en la sensación de
inseguridad de las ciudades que los contienen. Cómo desafío de superación para la
integración de los campamentos y sus habitantes a la ciudad, replicamos la
advertencia que señala Márquez (2008) sobre la necesidad de repensar la
planificación urbana en Chile y, más allá de eso, repensar el modelo de sociedad que
hemos construido. La segregación y la marginación de la que son víctimas los
pobladores de campamentos no es más que una proyección del modelo de sociedad
que impera en Chile desde la dictadura cívico-militar hasta el presente. Desde la
antropología de la ciudad se puede colaborar en elaborar mecanismos que permitan
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