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impulsados por el Partido Comunista y Socialista de Chile, principalmente, así como
por la presencia de organizaciones como la del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR).
Cobijar militantes y compartir las ideas de cambios estructurales que anhelaba la
Unidad Popular y los distintos partidos y movimientos de izquierda de la época,
significó un fortalecimiento de los campamentos como espacios de lucha política. Sin
embargo, también trajo aparejado su periodo más complejo en tanto se consumaba
el golpe de Estado 1973. La dictadura cívico-militar (1973-1989) advirtió la capacidad
organizativa de los campamentos y su adscripción política vinculada a los partidos y
organizaciones de izquierda, resultando en una persecución de pobladores militantes
y la represión en los territorios. A nivel institucional, el resultado más evidente de esta
política persecutora es la campaña de erradicación de los campamentos puesta en
marcha entre los años 1981 y 1983, desarticulando a las organizaciones de base al
mismo tiempo que se destruyeron las redes comunitarias reubicando a los pobladores
en los márgenes comunales, lejos de sus familiares y de sus redes de apoyo vecinal,
sostén de la vida comunitaria en los campamentos.
A partir de la erradicación como hito dentro de la política habitacional implementada
por la dictadura cívico-militar en Chile, lo que encarna un quiebre de la experiencia
social de los pobladores de campamentos (Dávalos, 2008; Palma; 2020), se agudizan
fenómenos como la segregación y la marginalidad, tanto en los lugares de reubicación
de los antiguos campamentos, ahora devenidos en poblaciones y viviendas sociales,
tanto como en las autoconstrucciones regularizadas. La llamada “política de la
pobreza” (Abufhele, 2019) , representó el esfuerzo del Estado de Chile para reubicar
a los pobladores de campamentos hasta entrada la vuelta a la democracia bajo el
mandato de Patricio Aylwin (1990-1994). En tanto, los pobladores erradicados
intentan retomar las alianzas internas y levantar un movimiento social que levante las
demandas por vivienda digna y mejores condiciones de vida.
La década de los 90’ trae consigo una reemergencia de los movimientos de lucha por
la vivienda y una recomposición identitaria de los pobladores otrora reubicados,
principalmente en las comunas al sur de Santiago. Durante los primeros gobiernos de
la Concertación de Partidos por la Democracia (Aylwin 1990-1994; Frei 1994-2000),
se construyeron numerosos proyectos de vivienda social para intentar dar solución al
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