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de habitar y las motivaciones políticas que han desarrollado como colectividad. En

este sentido, creemos que esta tesis puede ser un insumo importante para otros y

otras antropólogas que, interesados por estudiar a los campamentos desde la

antropología de la ciudad, puedan ver en esta investigación un documento sucinto

sobre la producción antropológica nacional en esta materia.

En concomitancia con lo anteriormente expuesto, la principal limitación de esta

investigación se traduce en la escasa – en relación otras disciplinas – producción

bibliográfica que posee la antropología en torno a los campamentos. Visto de otro

modo, este hallazgo puede significar un punto de partida para aquellos investigadores

que adviertan la necesidad de acercar la disciplina para desentrañar los fenómenos

que subyacen a un campamento determinado como unidad de análisis. En este

sentido, cabría considerar los enfoques de trabajo desarrollados en los primeros

estudios urbanos en antropología, desarrollados por Carlos Munizaga a inicios de los

años 60’, sobre las estructuras transicionale s en la migración de los araucanos, y

revisionar aspectos que han quedado al margen de esta investigación y que continúan

siendo relevantes de para el estudio antropológico, como lo son la migración y la

movilidad. Con esta última reflexión, manifestamos una de tantas posibilidades que

ofrecen los campamentos como espacio de estudio e interés disciplinario para la

antropología.

Cerramos esta investigación reiterando el interés de contribuir a la compresión de una

pequeña parcela de conocimiento desarrollada por nuestra disciplina. Concluimos,

por tanto, la existencia de una relación indivisible entre identidad y territorio,

caracterizada por la acción colectiva de las organizaciones de pobladores en los ciclos

de protesta desarrollados desde la emergencia del problema de habitabilidad urbano

con la migración campo-ciudad; la irrupción de los procesos de tomas y regularización

de viviendas autoconstruidas producto del golpe militar de 1973 en Chile; la

reemergencia de un movimiento de pobladores fortalecido d urante la década del 90’;

y, por último los desafíos inmediatos que estos movimientos enfrentan en la

actualidad. Asimismo, la relevancia de los trabajos aquí revisados radica en el

crecimiento sostenido de los campamentos a lo largo de todo Chile. Lo que indica la

vigencia de un problema cuya solución sabemos no está en la antropología, pero que,

sin embargo, la disciplina puede sumar una perspectiva particular a partir de los

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