TTE270

Página | 22

una visión política y paradigmática en que sus pretensiones son la extensión del dominio territorial

para la unificación de un Estado Nacional.

Podemos observar las transformaciones del proceso en que se materializó un imaginario

construido por el Estado Chileno para el territorio de La Araucanía, mediante el análisis crítico de

los mapas como un elemento que no solo muestra un espacio, sino que representa también las ideas

que se tienen sobre él. Los mapas no solo son artefactos neutros, que simplemente representan

cierta realidad, también “son dispositivos de poder, intervención, contendores de proyectos

políticos, militares, económicos” (Flores & Azócar, 20 17, p. 2).

Flores y Azócar (2017) estudian la representación cartográfica de La Araucanía, por parte

del Estado de Chile en el siglo XIX, mencionando que se pueden distinguir tres momentos en el

periodo que estudian: primero, cartografías efectuadas por naturalistas, enfocadas en la

exploración del territorio; segundo, cartografías producidas por militares, con vistas en la

planeación estratégica de acciones militares para toma del territorio; tercera, cartografías

construidas por los “ingenieros” con obje tivo en la intensificación del proceso de ocupación y

transformación del territorio de La Araucanía, luego de la derrota indígena.

A partir de la primera mitad del siglo XIX se comienza a gestar la exploración, del espacio

en cuestión, produciéndose en el año 1936 un momento de inflexión, debido a que se explicita y

representa gráficamente una racionalización de lo que debería ser el territorio nacional. La

incorporación de los territorios de La Araucanía en mapas de Claudio Gay como el “Borrador de

Chile ” de 1836 y “Mapa para la inteligencia de la Historia física y política de Chile” de 1854,

cuando aún no se habían logrado ocupar por los chilenos y se mantenían como territorios en

Made with FlippingBook Ebook Creator