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agricultura con el 12% del inventario. La existencia de ganado ovino, según la encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de 2017, es de 2.185.449 cabezas de ganado en total. En la Región de la Araucanía la existencia de ganado total de ovinos es de 22.706; en Los Ríos es de 25.746, mientras que en los Lagos es de 34.673. Sin embargo, en el sistema semiextensivo, la tasa de mortalidad neonatal varía entre el 5% y el 30% , por lo cual la mortalidad neonatal es uno de los problemas relevante en la producción de carne, ya que genera una disminución del número de corderos destetados y vendidos por oveja. Según lo que indica en el documento titulado: CONTROL DE LA MORTALIDAD NEONATAL DE CORDEROS INTRODUCCIÓN, redactado por el Médico Veterinario Christian Crempien Laborie, Especialista en Producción Ovina El porcentaje final de corderos muertos, se obtiene que: Un 24% nacen muertos ; un 29% muere durante los 3 primeros días ; Un 43%muere entre los 3 días de vida y posterior al destete un 4% muere . Por lo cual, las primeras 72 horas de vida de los corderos son cruciales para asegurar su supervivencia, demandando una atención constante por parte del criador. Al nacer, estos se encuentran protegidos únicamente por una fina piel sin lana, volviéndose vulnerables, especialmente en condiciones adversas con bajas temperaturas. En este contexto, la capacidad de termorregulación se ve comprometida, obligándolos a ajustar rápidamente su temperatura corporal a un rango de 39 a 40°C para evitar la hipotermia, sin embargo, cuyas posibilidades de supervivencia disminuyen significativamente cuando su temperatura está por debajo de los 37°C . A pesar de nacer la salud del recién nacido está directamente vinculada con una reserva de grasa marrón o grasa parda y el calostro que proveniente de ovejas bien alimentadas, la cual es vital justamente para generar calor y energía, ésta se agota rápidamente al emplearse en las primeras horas de vida del cordero, esta grasa es esencial para proporcionar al neonato de la fuerza necesaria para ingerir el calostro de la madre y enfrentar las adversidades climáticas del sur. Pero en ocasiones, al ser incapaces de regular eficientemente su temperatura, los corderos se vuelven más propensos a condiciones climáticas extremas como fuertes vientos, bajas temperaturas, heladas, lluvias y nieve, aumentando así el riesgo de hipotermia y amenazando su bienestar. En las primeras 12 horas, e incluso en las primeras 4 horas, tras el nacimiento, muchos corderos sucumben a las condiciones climáticas mencionadas, esto trae como consecuencia los síntomas de inanición, la que se vincula frecuentemente al clima y que contribuye a lo que se conoce como síndrome inanición-hipotermia. Sin embargo, durante las primeras horas de vida los corderos utilizan sus reservas de grasa marrón como fuente de energía para las actividades vitales iniciales hasta que ingieren calostro o leche. Pero a veces la falta de alimentación en un período crítico agota estas reservas y conduce a la muerte del cordero, asimismo si la madre presenta una condición corporal deficiente y carece de suficientes reservas de grasa, el cordero enfrenta riesgos significativos. La falta de grasa puede provocar una rápida disminución de la temperatura del cordero, conduciendo a la hipotermia y, en última instancia, a la muerte por inanición, ya que depende en exceso del calostro y la leche materna. Así mismo, la patología del cordero neonato abarca esta dependencia crítica de factores nutricionales para asegurar su adecuado desarrollo y supervivencia. Por lo cual los neonatos más propensos a morir son los corderos prematuros , con bajo peso al nacer y escasas reservas de grasa, resultado de madres flacas y débiles. Los huérfanos, abandonados por madres primerizas, esto a menudo afecta la relación madre-hijo (ahijamiento), cuando las ovejas mal alimentadas se ven más atraídas por la comida y suelen alejarse rápidamente de sus corderos para pastear.

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