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(González de Vallejo et al., 2002), mientras que precipitaciones más
extendidas en el tiempo y con menor intensidad tienden a producir
movimientos más profundos siendo favorecidos por una modificación
sustancial del nivel freático, aumentando, además, la escorrentía superficial y
la erosión de rocas y suelo (Henríquez, 2019; Lara, 2007)
Factores sismológicos: La sismicidad es un fenómeno común en Chile,
siendo un factor desencadenante en diversos escenarios geológicos y
topográficos. Estas generan un cambio temporal en el régimen de esfuerzos al
que está sometido la ladera, tanto normales como de corte, pudiendo producir
su inestabilidad (Lara, 2007).
2.1.3. EFECTO DE LAS PRECIPITACIONES EN LA ESTABILIDAD DE
LADERAS
El agua es el factor más común asociado al colapso de taludes (Suarez, 2009), ya que la
mayoría de los deslizamientos ocurren después de lluvias fuertes o durante períodos
lluviosos, y el control del agua subterránea es uno de los sistemas más efectivos para la
estabilización de los deslizamientos (Suárez, 1998). El agua en el terreno da lugar a presiones
que alteran estados tensionales, por presiones intersticiales y aumento del peso, a procesos
de erosión interna y externa y a cambios mineralógicos, modificando las propiedades y
resistencia de los materiales, sobre todo en los suelos (González de Vallejo et al., 2002).
La intensidad de la precipitaciones son el volumen de agua lluvia caída sobre un área en un
período de tiempo, la cual tiene una influencia directa en la infiltración y en el régimen del
agua subterránea. Parte de la lluvia se infiltra y parcialmente corre por la superficie como
escorrentía (Suárez, 1998). La infiltración de la lluvia produce flujos subterráneos y
superficiales en las laderas, aumento del contenido en agua en la zona no saturada y la
elevación del nivel freático recargando la zona saturada (Figura 11). La cantidad de agua
infiltrada depende de la intensidad y duración de las precipitaciones, tamaño de la cuenca
aporte, permeabilidad, contenido previo de agua en el terreno, topografía y la presencia de
vegetación, donde dependiendo de estos factores, se generan estados de desequilibrio que
dan lugar inestabilidades de laderas (González de Vallejos et al., 2002).
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