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describiéndolo de la siguiente manera:

“Muchos recursos que antes eran de pr opiedad comunal, como el agua, están

siendo privatizados y sometidos a la lógica de la acumulación capitalista;

desaparecen formas de producción y consumo alternativas; se privatizan

industrias nacionalizadas; las granjas familiares se ven desplazadas por las

grandes empresas agrícolas; y la esclavitud no ha desaparecido” (Harvey,

2004).

Se sabe que el impacto económico que generan las multinacionales en países

latinoamericanos es cuantioso y la Organización Christian Aid ha calculado

que estas empresas, evaden impuestos por un total de 160.000 millones de

dólares al año en el total de los países del Sur, una cifra que ronda los 50.000

millones en América Latina.

Otro de los grandes problemas que trae consigo la globalización es la mala

distribución de la riqueza y en un informe publicado por el Credit Suisse

Research Institute sobre la riqueza global se muestran cifras alarmantes sobre

esta distribución, lo que corresponde a una inequidad social vergonzosa. Es

así como en este reciente informe la Institución europea nos muestra que la

escalofriante cifra del 1% de población mundial el cual tendría casi tanto

patrimonio como el resto del mundo (Lluberas & Shorrocks, 2019).

Frecuentemente se habla de la enorme riqueza de los habitantes más

acaudalados del planeta, pero el año 2015 por primera vez los denominados

ultra-ricos reúnen casi tantos activos como el 99% restante de la humanidad.

El resultado es un mundo más inequitativo que nunca. El banco considera

ultra-ricos a quienes poseen más de 1 millón de dólares. Se trata de solo 34

millones de personas que, juntas, tienen 113 billones de dólares, es decir, 45%

de la riqueza global.

El siguiente dibujo muestra la distribución de la riqueza según el Credit Suiss.