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función del peso) y una altísima prevalencia del VIH/SIDA (5,45% de la

población) (López Azcúnaga & Machín Álvarez, n.d.).

África no era la región más pobre del mundo en 1990. El Sudeste Asiático y la

región Asia-Pacífico estaban por delante; además, Asia del Sur se movía en

niveles similares. África no empezó a experimentar una reducción clara de la

pobreza hasta mediados de los 90, si bien la tendencia se aceleró a partir de

2002 y, sobre todo, de 2006.

En el norte de áfrica, incluso cuando en la región se observó un aumento del

número de personas que viven con menos de USD 1,90 al día, los niveles de

pobreza extrema se mantuvieron bajos. Sin embargo, en 2015, el número de

personas que vivían con menos de USD 5,50 al día era mayor que en 1990.

Además, casi una de cada siete personas carece de servicios de saneamiento

adecuados.

Para el mismo año 2015, en el del Sur del Sahara, un tercio de los países de

la región experimentaron un crecimiento negativo de los ingresos del 40 %

más pobre de su población. Esta es la región con la mayor cantidad de

personas extremadamente pobres; su población casi se duplicó entre 1990 y

2015, y uno de los mayores incrementos de la población correspondió al

segmento que vive con menos de USD 3,20 y más de USD 1,90 al día. Los

pobres sufrían privaciones en numerosos aspectos, como bajos niveles de

consumo y falta de acceso a la educación y a servicios

básicos de

infraestructura (Banco mundial 2018,” n.d.).

Contra todos los pronósticos, la caída de la pobreza en las dos últimas

décadas está siendo más rápida de lo que esperaba en primera instancia. Es

así como el Banco mundial valora las proyecciones de conservadoras y

pesimistas.

El siguiente gráfico nos muestra el coeficiente de pobreza y cómo ha

evolucionado en el continente desde el año 1990 al 2012.

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