La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)
los demás. N o se trata en absoluto, por supuesto, de decir que la práctica de sí sólo tendrá un papel crítico. El elemento formativo siempre está presente, pero se ligará de una manera esencial a la práctica de la crítica. Digamos, si así lo pre fieren, que en el Alcibíades, como en otros diálogos socráticos, la necesidad de preocuparse por sí mismo tenía como marco de referencia el estado de ignoran cia en el cual están los individuos. Descubrimos que Alcibíades ignora qué quie re hacer -e sto es: cómo hacer para gobernar bien la c iudad- y nos damos cuenta de que ignora que no lo sabe. Y si en esta medida había sin duda una crítica de la enseñanza, era sobre todo para mostrar a Alcibíades que no había aprendido nada en absoluto y que lo que creía haber aprendido no era sino palabras en el aire. En la práctica de sí cuyo desarrollo constatamos durante el periodo helenís tico y romano, al contrario, hay un aspecto formativo, que está esencialmente li gado a la preparación dcl individuo. Pero no una preparación para tal o cual for ma de profesión o actividad social: no se trata, como en el Alcibíades, de formar al individuo para que se convierta en un buen gobernante; al margen de cual quier especificación profesional, se trata de formarlo para que pueda soportar como corresponde todos los accidentes eventuales, todas las desdichas posibles, todas las desgracias y todas las caídas que pueden afectarlo. Se trata, por consi guiente, de montar un mecanismo de seguridad. N o es cuestión de inculcar un saber técnico y profesional, vinculado a un tipo determinado de actividad. Esta formación, esta armazón, por decirlo de algún modo, esta armadura protectora con respecto al resto del mundo, con respecto a todos los accidentes o aconteci mientos que pueden producirse, es lo que los griegos llaman paraskeue, que Sé neca traduce más o menos como itistructío.^^ La instructio es la armazón del in d iv iduo frente [a los] acon tecim ientos y no, en ab so lu to , la form ación en función de una meta profesional determinada. Tenemos entonces ese lado for mativo de la práctica de sí, en los siglos I y II. Pero este aspecto formativo no es de ningún modo disociable de un aspecto correctivo que, creo, se vuelve cada vez más importante. La práctica de sí ya no se impone simplemente contra un fondo de ignorancia, como en el caso de Al cibíades, de ignorancia que se ignora a sí misma. La práctica de sí se impone contra un fondo de errores, de malos hábitos, de deformación y dependencia establecidas y arraigadas que es preciso sacudir. Corrección/liberación, mucho más que formación/saber: en ese eje va a desarrollarse la práctica de sí, lo cual es evidentemente capital. Los remito para eso a un ejemplo. Se trata de la carta 50
Sobre este uso, cf. las carcas a Lucilio 24 , 5: 61 , 4; 109, 8 y, por último, 113. 28 a partir de una cita de Posidoiiio.
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