La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

de alma.^“^ La calidad de! aima no puede jamás sino seguir la falta de alma. Es­ tamos, sigue diciendo en esa carta 50, praeoccupatv. ya estamos ocupados por algo en el momento m ismo en que nos proponemos hacer el bien.^^ Y aquí re­ cupera una fórmula que era importante en el vocabulario cínico. Dice: virtutes discere es viña dediscere (aprender las virtudes es desaprender los v i c i o s ) . E s t a noción de desaprendizaje era crucial en los c í n i c o s , y volvemos a encontrarla en los estoicos. Ahora bien, esta idea de un desaprendizaje que, de todas mane­ ras, debe comenzar aun cuando la práctica de sí se inicie en la juventud, esa re­ formación crítica, esa reforma de sí que tiene por criterio una naturaleza -pe ro una naturaleza que nunca fue dada, nunca apareció como tal en el individuo humano, en ninguna edad—, rodo eso adopta naturalmente la apariencia de una corrosión con respecto a la enseñanza recibida, con respecto a los hábitos esta­ blecidos y con respecto al medio. Corrosión de todo lo que pudo pasar, en principio, en la primera infancia. Y ésa es la famosa crítica, tantas veces reitera­ da, de la primera educación, y de esos famosos cuentos de nodriza mediante los cuales ya se oblitera y deforma el espíritu del niño. Tenemos el célebre texto de Cicerón en las Tusculanas\ “Tan pronto como llegamos al mundo y se nos ad­ mite en nuestras familias, nos encontramos en un medio completamente falsea­ do en el que la perversión de los juicios es total, de manera que podemos decir que hemos mamado el error con la leche de nuestras nodrizas” .“*® Crítica, por “ I j sabiduría no llegó nunca a nadie antes que la sinrazón” (,ad netninem ante bona mens venit cjiiíim mala) (ibíd., 50, 7. p. 36). “Todo s tenemos a nuestro enemigo en la plaza” {omnespraeoccupati sumus) (ibíd.). Ibíd. Foucault se refiere aquí a una cita de Ancístenes transmitida por Diógcnes Laercio; “C om o le preguntaran cuál es el conocimiento más indispensable, respondió: ‘El que evita desaprender* [to periairein ton apomanthanein)” (Diógenes Laercio. Vies et doctrines des philosophes illustres, V I , 7, ob. cit., p. 686 ) . Al dominar muy tempranamente la división entre conocimientos útiles e inútiles, evitamos aprender estos últimos para tener que desaprenderlos a continuación. En términos más generales, sin embargo, el tema cínico de un modo de vida kata pfjysin implica sin duda desaprender las costumbres y otros contenidos de la paideia (para la oposición de la naturaleza y la ley, cf. las declaraciones de Antístenes y Diógenes, en Vie et doctrine.. . . V I , 11 y 70-71 , ob. cit., pp. 689 y 737-738). Como informa además M .-O . Goulet-Cazé sobre el mis­ mo tema: “C iro , héroe típicamente antisteniano, da una primera respuesta: ‘El conocimiento más necesario es el que consiste en desaprender el mal'” (M .-O . Goulet*Cazé, L 'Ascèse cynique. Un commentaire de Diogène Laerce VI 70-71, Paris, Vrin, 1986, p. 143; cita de Estobeo II , 31, 34). Séneca, por su parte, habla de dediscerr. “ permite que tus ojos desaprendan” {sirte dediscere oculos tuos) (Séneca, Lettres à Lucilius, tomo II, libro V I I , carta 69 , 2, ob. cit.. p. 146). C icerón, Tusculanes, tomo II, III, I, 2. traducción de J . Humbert, Paris, Les Belles Lettres, 1931, p. 3 [traducción castellana: Tusculanas, Madrid, Coloquio, 19861.

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