La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

mente: la asimilación de la práctica filosófica a una especie de práctica médica- es muy evidente. Musonio dice: se llama al filósofo como se llama al médico en caso de e n f e rm e d a d .Y su acción con las almas es análoga en todos los respec­ tos a la del médico con los cuerpos. También podríamos citar a Plutarco cuan­ do dice que medicina y filosofía tienen o, más exactamente, son m ia khora (una sola región, un solo país).'’^ Bien.’ Ese lazo entre medicina e inquietud de sí, [lazo] a la vez antiguo, tradicional, bien establecido, siempre repetido, está mar­ cado de diferentes maneras. En principio está marcado, desde iuego, por la identidad del marco concep­ tual, de la armazón conceptual entre la medicina y la filosofía. En cuyo centro está, por supuesto, la noción de pathos, noción que tanto los epicúreos como los estoicos entienden como pasión y como enfermedad, con toda la serie, cla­ ro, de las analogías que se deducen, punto en el cual los estoicos fueron más prolijos y, como de costumbre, más sistemáticos que todos los demás. Los es­ toicos describen la evolución de una pasión como la evolución de una enferme­ dad. El primer estadio^^ es lo que en griego llamaban euemptosia (la proclivitas). pensamiento. Cf. la.< páginas de A. J . Voeilcc (L'I/Jée de volonté dans le stoïcisme, París, PUF, 1973, pp. 121-130), así como las de E. R. Dodds {Les Crees et l'irrationnel, ob. cit., pp. 236-237), que saludan en Posidonio un retorno al realismo moral de Platón. Para una presentación más gene­ ral de Posidonio, c f M. laffranque, Poseidonios d'Apamée, París, PUF, 1964, en particular el ca­ pítulo sobre “ L ’anrhropologie” , pp. 369-448. En la obra de Musonio no se encuentra una tesis semejante, pero es probable que Foucault ten­ ga en mente el discurso XXVII de Dión de Prusa sobre el llamado al filósofo: "La mayoría de los hombres se horrorizan ante los filósofos como ante los médicos; así como sólo compramos me­ dicamentos durante una grave enfermedad, pasamos por alto la filosofía mientras no somos de­ masiado desdichados. Sea un hombre rico, con ingresos o vastos dom inios {...] que pierde su fortuna o su salud, y ya prestará más fácilmente oídos a la filosofía; que ahora su mujer, su hijo o su hermano acaben de morir, ¡ay!, e irá entonces en busca del filósofo, lo llamará” (traduc­ ción en Constant Martha. Les Moralistes sous l'empire romain, Paris, Hachette. 1881, p. 244). ^ “ Por eso no hay que acusar a los filósofos de cruzar las fronteras cuando discuten cuestiones relati­ vas a la salud, sino, al contrario, censurarlos si, después de haber abolido todas las fronteras, no creen indispensable procurar ilustrarse, como en un único territorio común a todos [en mia khora koinos], buscando a la vez, en sus debates, lo agradable y lo necesario” (Plutarco, Préceptes de snnté, 122e, en Œuvres morales, tomo II, traducción de j . Defradas, J . Hani y R. Klaerr, ob. cit., p. 101). El manuscrito agrega aquí (tomando como punto de apoyo - c f supra- la carta 50 de Séneca): “Nuestra curación es tanto más difícil en la medida en que no sabemos si estamos enfermos” . Foucault no hace aquí más que reproducir el cuadro elaborado por 1. H adot en Seneca und die griechisch-römische Tradition der Seelenleitung, ob. cit., segunda parte, § 2, “D ie Grade der seelis­ chen Krankheiten", p. 145. Reitera las mismas distinciones en Le Souci de soi, ob. cit., p. 70. Los principales textos latinos utilizados por 1. Hadot para encontrar traducciones de las nosografías

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