La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

muy precisas, abstinencias sexuales, confesión de los pecados, prácticas peniten­ ciales, etcétera. Y naturalmente, en otro extremo de este abanico, encontramos prácticas de sí sofisticadas, elaboradas, cultivadas, que están por supuesto mucho más ligadas a elecciones personales, a la vida de ocio cultivado, a la búsqueda teórica. Lo cual no quiere decir en absoluto que esas prácticas fueran aisladas, ya que forma­ ban parte de todo un movimiento, al que podríamos calificar “de moda” . Se apoyaban también, si no en organizaciones cultuales bien precisas, sí al menos en redes socialmente preexistentes, que eran las redes de la amistad.'"^ Esa amis­ tad que, en la cultura griega, tenía cierta forma, tenía en la cultura y la sociedad romanas otras mucho más fuertes, mucho más jerarquizadas, etcétera. En la so­ ciedad romana, la amistad era una jerarquía de individuos ligados entre sí por un conjunto de servicios y obligaciones; una totalidad en la cual ningún indivi­ duo tenía, con respecto a los otros, exactamente la misma posición. En general, la amistad se centraba en torno de un personaje, del cual algunos estaban más cerca y [otros] más lejos. Para pasar de un grado de proximidad a otro, había to­ da una serie de condiciones, a la vez implícitas y explícitas, e incluso rituales, gestos y frases que indicaban a alguien si había avanzado en la amistad de otro, etcétera. En definitiva, si así lo quieren, había de tal modo toda una red social, parcialmente institucionalizada, que fue, al margen de las comunidades cultuales que les mencionaba, uno de los grandes soportes de la práctica de sí. Y la prácti­ ca de sí, el cuidado del alma, en su forma individual e interindividual, se apoyó en esos fenómenos. Les hablé varias veces de Séneca, Lucilio, Sereno, etcétera. El fenómeno es decididamente de ese tipo. Sereno (joven provinciano que liega a Roma lleno de ambiciones y trata de introducirse en la corte de Nerón) ve a su tío, o su pariente lejano: Séneca, que está ahí, que tiene obligaciones para con él, dado que es el mayor y ya se encuentra en una situación importante. Pues bien, Sereno entra en la esfera de su amistad, y dentro de esa relación de amis­ tad semiinstitucional, Séneca va a darle consejos o, mejor dicho. Sereno va a ped ir con se jo s a Séneca . Y éste , entre todo s los favores que le hace - lo promociona ante Nerón, en la corte, le hace sin duda favores financieros-. convertirse incluso en una entidad filosófico mística entre los gnósticos. Sobre las abstinencias y confesiones en esos ritos, cf. F. Cumont, Lrs Religions orientales dans Ir paganisme romain, Pa­ rís, E. Leroux, 1929, pp. 36-37 y 218, n. 40 [traducción castellana: Las religiones orientales y el paganismo romano, Madrid, Akal, 1987], y R. Turcan, Les Cuites orientaux dans le monde ro­ main, París, 1-es Belles Lettres, 1989, p. 113 (debo estas referencias a P. Veyne). C f. M . Foucault, Le Souci de soi, ob. cit., p. 68.

Made with FlippingBook flipbook maker