La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)
le brinda también io que podríamos llamar “un servicio de alma” .^^ Sereno di ce: no sé muy bien a qué filosofía adherir, no me siento a gusto en mi pellejo, no sé si soy suficientemente estoico o no, qué debo aprender o no, etcétera. Y todo eso, todas esas preguntas son exactamente del m ismo tipo que los favo res que se demandan: ¿a quién debo dirigirme en la corte?, ¿debo postularme para este cargo o para otros? Pues bien, Séneca da toda esa serie de consejos. El ser vicio de alma se integra a la red de amistades, así como se desarrollaba dentro de las comunidades cultuales. Digamos entonces que tenemos dos grandes polos; un polo más popular, más religioso, más cultual, teóricamente más burdo, por un lado; y en el otro extremo, cuidados del alma, cuidados de sí, prácticas de sí, que son más indivi duales, más personales, más cultivados, más conectados, más frecuentes en los medios más acomodados, y que se apoyan en parte sobre las redes de amistades. Empero, al señalar esos dos polos, no quiero decir en absoluto, por supuesto, que hay dos categorías y sólo dos: una, popular y burda; y la otra erudita, culti vada y amistosa. En realidad, las cosas son mucho más complicadas.'^ Podemos tomar dos ejemplos de esta complicación. Podríamos tomar el ejemplo de los grupos epicúreos, grupos que no eran religiosos sino filosóficos pero que, al menos en el origen, en Grecia, eran en gran parte comunidades populares, re pletas de artesanos, pequeños comerciantes, agricultores con poca fortuna, que representaban una elección política democrática, opuesta a la elección aristo crática de los grupos platónicos o aristotélicos, y que también implicaban, claro está, por populares que fueran, una reflexión, una reflexión teórica y filosófica, o en todo caso un aprendizaje doctrinal que era importante. Lo cual, por otra parte, no impidió que ese mismo epicureismo diera lugar a círculos extraordi nariamente sofisticados y cultos en Italia, sobre todo en Nápo les'^ y, desde ya, alrededor de Mecenas y en la corte de Augusto.'^ '5C f . ib íd.,p. 69. Sobre la vida y la organización social en las escuelas de filosofía antigua, cf. Cario Natali, “Lieux et école de savoir”, en J . Brunschwig y G . Lloyd (dirs.). Le Savoir grec, Paris, Flamma rion, 1996, pp . 229-248 [traducción castellana: E l saber griego: diccionario crítico, Madrid, Akal, 2000]. También se hallarán indicaciones genéricas en P. Hadot, Qu 'est-ce que la philosophie antique?, ob. cit., pp. 154-158. Sobre el epicureismo romano en Campania, especialmente e! reunido en torno de Filodemo de Gadara y Lucio Calpurnio Pisón Censorino, c f la obra fundamental del especialista en la materia: M. Gigante, L a Bibliothèque de Philodéme et lepicuristne romain, París, Les Belles Lettres, 1987. En lo concerniencc a la organización del Círculo de Mecenas (que congregaba a Virgilio, Horacio, Propercio, etcétera) en la corte de Augusto a fines de la década de los treinta a .C ., c f J.-M . An dré, Mécène. Essai de biographie spirituelle, París, Les Belles Lettres, 1967.
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