La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

stultus y, por ende, en qué debe consistir la voluntad de quien sale del estado de stultitia. La voluntad del stultus es una voluntad que no es libre. Es una volun­ tad que no es una voluntad absoluta. Es una voluntad que no siempre quiere. ¿Qué sign ifica querer libremente? Significa que uno quiere, sin que lo que quiere esté determinado por tal o cual acontecimiento, tal o cual representa­ ción, cal o cual inclinación. Querer libremente es querer sin ninguna determi­ nación, mientras que el stultus está decerminado, a la vez, por lo que procede del exterior y lo que viene del interior. En segundo lugar, querer como es debi­ do es querer absolutamente {absolute).^^ Vale decir que et stultus quiere varias cosas a la vez, y esas cosas son divergentes sin ser contradictorias. Por lo canto, no quiere una y absolutamence una sola. El stultus quiere algo y al m ismo ciem- po lo lamenca. Así, quiere la gloria y, al mismo riempo, lamenca no llevar una vida tranquila, voluptuosa, etcétera. En tercer lugar, el stultus es quien quiere, pero quiere también con inercia, quiere con pereza, su voluntad se interrumpe sin descanso, cambia de objetivo. N o siempre quiere. Querer libremente, que­ rer absolutamente, querer siempre: eso es lo que caracteriza el estado opuesto a la stultitia. Y la stultitia, por su parce, es esa voluntad, voluntad en cierto modo limitada, relativa, fragmencaria y cambiante. Ahora bien, ¿cuál es el objeto que se puede querer libremente, absolutamen­ te y siempre? ¿Cuál es el objeto en el cual va a poder polarizarse la voluntad, de cal suerte que podrá ejercerse sin estar determinada por nada exterior? ¿Cuál es el objeto que la voluntad podrá querer de una manera absoluta, es decir, sin querer ninguna otra cosa? ¿Cuál es el objeto que la voluntad, cualesquiera sean las circunstancias, podrá querer siempre, sin tener que modificarse al arbitrio de las ocasiones y el tiempo? El objeto, el único objeto que puede quererse li­ bremente, sin tener que tomar en cuenta las determinaciones externas, es —como cae por su propio peso—el yo. ¿Cuál es el objeto que se puede querer absoluta­ mente, esto es, sin ponerlo en relación con nada más? El yo. ¿Cuál es el objeto que se puede querer siempre, sin tener que cambiarlo con el cranscurso del riempo y el capricho de las ocasiones? El yo. ¿Cuál es, entonces, la definición del stultus que podemos extraer -creo que sin demasiadas extrapolaciones- de las descripciones que Séneca hace de él? El stultus es en esencia quien no quiere, quien no se quiere a sí mismo, quien no quiere el yo, cuya voluntad no está en­ cauzada hacia ese único objeto que se puede querer libremente, absolutamente y siempre, y que es el sí mismo. En la stultitia hay una desconexión, una no co­ nexión, una no pertenencia entre la voluntad y el yo, que es característica de ella

C f. supra, noca 4, la cita de Sént;ca.

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