La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)
velar o, mejor, imponer esta necesidad amarga a quien comete ese error y tiene esa ilusión? Pues bien, hay que mostrarle que en realidad hace lo que no quiere y no hace lo que quiere. Hace lo que no quiere, es decir, hace algo nocivo. Y no hace lo que quiere, es decir, no hace la cosa útil que creía hacer. Y quien es capaz de mostrar en esa niakhe, en ese combate entre lo que se hace sin quererlo y lo que no se hace pero se quiere, quien es capaz de hacer comprender al otro, a su dirigido, en qué consiste ese combate, ése es, dice Epicteto, deinos en logo (es ver daderamente fuerte, hábil en el arte del discurso). Es protreptikos y elegktikos, dos términos absolutamente técnicos. Protreptikos es quien es capaz de dar una ense ñanza protréptica, es decir, una enseñanza capaz de encauzar la inteligencia en la dirección adecuada. Por otro lado, es elegkúkoy. bueno en el arte de la discusión, del debate intelectual que permite liberar la verdad del error, refutar el error y sustituirlo por una proposición verdadera.^^ El individuo que es capaz de hacer esto, que tiene por lo tanto esas dos cualidades que son típicamente cualidades de docente - o digamos, más exactamente, las dos grandes cualidades del filóso fo: refutar y encauzar la inteligencia del o tro- , ése logrará transformar la actitud de quien se equivoca de tal modo. Puesto que, dice Epicteto, el alma es como una balanza, se inclina en un sentido o en el otro. Quiérase o no, se inclina se gún la verdad que se ve obligada a reconocer. Y cuando se sabe [maniobrar] así en el combate (la makhe) que se libra en la mente del otro, cuando uno es capaz, gracias a que dispone de suficiente arte en el discurso, de realizar la acción con sistente en refutar lo que aquél cree verdadero y encaminar su inteligencia en el buen sentido, en ese momento uno es realmente un filósofo: conseguirá dirigir al otro como corresponde. En cambio, si no lo consigue, pues bien, no hay que creer que el culpable es el dirigido, sino uno mismo. Habrá que acusarse a sí mismo y no a aquel a quien no se logra convencer.^^ Tenemos aquí, si ustedes quieren, un pequeño y muy bonito ejemplo de indicación de una enseñanza que se dirige a quienes, a su turno, tendrán que enseñar o, mejor, dirigir las concien cias. Por lo tanto, primera categoría de alumnos: los que están como pasantes. En segundo lugar: quienes acuden para convertirse en filósofos. Y además, desde luego, hay gente de paso, gente de paso que actúa en las diferentes escenas “ Es por lo canco hábil para cazonar [deinos en logo] y sabe al mismo tiempo refucar [protreptikos] y convencer [elegktikos] quien es capaz de mostrar a cada uno la contradicción que es la causa de su falta" (ibíd., 26 , 4 , p. 117). “ Es que él [Sócrates] sabía qu¿ es lo que pone en movimiento al alma razonable: semejante a una balanza, ésta se inclinará, quiérase o no. Muestra la contradicción a la parte dominante del alma y ésta renunciará a ella. Pero si no se la muestras, acúsate tú mismo en vez de acu-sar a quien no logras convencer” (ibíd., 26, 7, p. 118).
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