La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

Demetrio el cínico,“^* que, un poco más tarde, tuvo junto a Trásea Peto y luego con Elvidio Prisco^" un papel políticamente importante al cual habrá que vol­ ver. Demetrio, por ejemplo, acompañó a Trásea Peto durante una buena parte de su existencia; cuando éste fue obligado a suicidarse, desde luego, escenificó su suicidio como mucha gente de su época, de una manera muy solemne. C on ­ vocó a todos sus allegados, su familia, etcétera. Después, poco a poco, hizo salir a todo el mundo. Y el último con el cual se quedó hasta el momento mismo más cercano a la muerte, el único a quien hizo permanecer a su lado, fue preci­ samente Demetrio. Cuando el veneno surtió efecto y Trásea Peto empezó a per­ der la conciencia, volvió la mirada hacia Demetrio, que fue por lo tanto la últi­ ma figura que contemplaron sus o jos. Las últimas palabras intercambiadas entre ambos concernían, por supuesto, a la muerte, la inmortalidad, la supervi­ vencia del alma, etcétera'^^ (reconstrucción, como notarán, de la muerte de Só ­ crates, pero una muerte en la cual Trásea Peto no estaba rodeado por una multi­ tud de discípulos; sólo lo acompañaba su consejero). Ese papel de consejero. Posidonio), fue el preceptor de Octavio (antes de que este se convirtiera en Augusto). C f P. Grimal, “Auguste et Athcnodore” , Revue des études anciennes, 47 , 1945. pp. 261 -273 : 48, 1946, pp. 62-79 (reeditado en Rome, la littérature et l ’histoire. École française de Rome, Palais Farnèse, 1986, pp. 1147-1176). Cf. ta reiteración más elaborada de este mismo ejemplo en la segunda hora de esta clase. Demetrio de Corinto, amigo de Séneca y de Trásea Peto, tuvo fama durante un tiempo por sus discursos contra la monarquía (Calígula intentó en vano ganarlo para su causa ofreciéndole di­ nero; cf. el relato de Séneca en Sobre los beneficios, VI I , 11). Tras la muerte de Trásea se exiló en Grecia, pero volvió a Roma durante el reinado de Vespasiano, quien, hacia el año 71 , lo desterró de la ciudad junco con otros (c f la noticia de M. Billerbeck, en el Dictionnaire des philosophes antiques, tomo I, ob. cit., pp. 622-623). Trásea Peto es originario de Padua. Lo encontramos en et Senado, de 56 a 63 . donde goza de gran influencia. Congrega en su torno a ta oposición republicana bajo la enseña espiritual del es­ toicismo (escribe incluso una vida de Catón de Urica). Durante et gobierno de Nerón, en 66, se­ rá obligado a cortarse las venas. Su yerno Elvidio Prisco es legado de legión en 51 y tribuno de la plebe en 56. En 66 , la condena de su suegro lo obliga a huir de Roma. Vuelto del exilio bajo Galba, reitera su actitud sediciosa y elogia los méritos de la República. Luego, exiliado por Ves­ pasiano en 74 , Elvidio Prisco es condenado a muerte y ejecutado pese a la contraorden imperial, llegada demasiado tarde. Sobre esos opositores desdichados, cf. D ión Casio, Histoire romaine, traducción de E. Gros, París, D idot frères, 1867, libro 66 (capítulos 12 y 13, pp. 302-307) y li­ bro 67 (capítulo 13, pp. 370-373). así como \o%Anales à s T i à i o (libro XV I ) . N o debe olvidarse que estas dos grandes figuras son presentadas por Epicteto como modelos de virtud y coraje {En­ tretiens. 1. 2. 19 y IV , 1, 123). C f. también M. Foucault, Le Souci de soi, ob. cit., p. 68. C f. el relato clásico de Tácito. Annales, libro X V I , capítulos 34-35. traducción de P. Grimal, ob. cit., p. 443.

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