La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

de desarrollo, de establecimiento para el individuo de una relación consigo que encontraría en otro su punto de apoyo y su elemento de mediación, en otro que no es forzosamente un filósofo de profesión, aun cuando, desde luego, sea indispensable haber pasado por la filosofía y tener nociones filosóficas. En otras palabras, creo que lo que está en cuestión aquí es el problema de la figura, la fiinción del maestro. En el tiempo de los sofistas, el tiempo de Sócrates e incluso el de Platón, era un maestro [tomado] en su singularidad, apoyado ya fuera so­ bre su competencia y su pericia técnica sofísticas o sobre su vocación de theios aner (hombre divino e inspirado), en Sócrates, o bien en el hecho de que ya ha­ bía alcanzado la sabiduría, como en el caso de Platón. Pues bien, no podemos decir exactamente que ese maestro esté desapareciendo, sino que lo desborda, lo rodea, rivaliza con él toda una práctica de sí que es al mismo tiempo una práctica social. La práctica de sí se liga a la práctica social o, si lo prefieren, la constimción de una relación de uno mismo consigo se conecta, de manera muy manifiesta, con las relaciones de uno mismo con el Otro. Podemos tomar como ejemplo toda la serie de interlocutores de Séneca. Sé­ neca es un personaje muy interesante desde este punto de vista; puede decirse que es un filósofo de pro fesión ... bueno, “profesión” en el sentido evidente­ mente muy amplio que la palabra podía tener en ese momento. Comenzó su carrera, sobre todo cuando estaba en el exilio, escribiendo tratados, tratados de filosofía. Y fue sin duda como filósofo que, de vuelta de su exilio en Cerdeña, se convirtió en preceptor o, en todo caso, consejero de Nerón. Pero, en fin, de todos modos no se lo puede comparar con un profesor de filosofía en el sentido en que lo era Epicteto, en el sentido en que también lo era Éufrates. Séneca tu­ vo toda una actividad política, toda una actividad administrativa. Y cuando ve­ mos cuáles son las personas a quienes se dirigió, a las que dio consejos y con las cuales ejerció el papel de maestro de conciencia, director de conciencia, com ­ prendemos que [es] siempre gente con la cual tenía, además, otras relaciones. Ya fueran relaciones de familia: en el momento en que lo enviaron al exilio, es­ cribió una consolación a su madre Helvia. Cuando dirige una consolación a Polibio, éste es para él una especie de protector ambiguo y lejano, cuya amistad y protección solicita para hacerse repatriar del ex ilio .'“^ Sereno,’ ^ a quien enton­ ces va a dedicar una serie de tratados -e l De tranquillitate, tal vez el De otio y

Séneca, Consolation à Helvia y Consolation à Polybius, en Dialogues, t o m o II I, traducción de R. Waltz, París, Les Belles Lettres, 1923. Cf. la clase del 20 de enero, primera hora, supra, p. 98 , nota 24 , sobre la relación entre Sereno y Séneca.

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