La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)
un libro de agricultura, que era un libro de economía doméstica que indicaba cuál era, en la época de su redacción, el comportamiento que debía tener un propietario agrícola en Roma, cómo debía ser para su mayor prosperidad, para su mejor formación édca y, al mismo tiempo, para el mayor bien de la ciudad. Detrás de ese modelo hay que pensar, desde luego, en lo que era el modelo m is mo del texto de Catón , es decir, el Económico de Jenofonte^^ que contaba cómo debía ser en los siglos V y IV a .C . la vida de un gentilhombre de campo en el Ática. Ahora bien, esos modelos son muy importantes. Desde luego, Marco Aurelio, destinado al Imperio, hijo adoptivo de Antonino, no tenía absoluta mente ninguna necesidad de llevar una vida semejante: la de gentilhombre de campo no era su vida normal. Pero -e s to es muy claro desde fines de la Repú blica y más aún desde el Im perio- la vida agrícola, la práctica en la vida agríco la, en cierto modo, constituía no exactamente una vacación sino un momento que había que reservarse en la existencia para tener, precisamente, una especie de referencia en la vida de todos los días, referencia político ética. En esa vida campestre, en efecto, por un lado se está lo más cerca posible de las necesidades elementales y fundamentales de la existencia; se está también lo más cerca posi ble de la vida arcaica, antigua, de los siglos pasados, que debe servirnos de m o delo. En esa vida tenemos asimismo la posibilidad de practicar una especie de otium cultivado. Vale decir que se hacen [igualmente] ejercicios físicos: como ven, Marco Aurelio participa en la vendimia; ésta le permite, por otra parte, su dar y gritar mucho, ejercicios que forman parte del régimen. Lleva entonces esa vida de otium que tiene elementos físicos y que también le deja tiempo sufi ciente para leer y escribir. Por lo tanto, la pasantía campestre, por decirlo así, es una especie de reactivación del viejo modelo de Jenofonte o del viejo modelo de Catón ; modelo social, ético y político, que se retoma ahora pero a título de ejercicio. Una especie de retiro que uno hace con los otros, pero para sí mismo y a fin de formarse mejor, avanzar en ese trabajo que se hace sobre sí m ismo, al canzarse a sí mismo. Ése es, si lo prefieren, el aspecto de la vida económica, en el sentido en que Jenofonte empleaba este término, es decir: las relaciones fami liares, la actividad del dueño de casa que tiene que ocuparse de su entorno y de los suyos, de sus bienes, sus servidores, etcétera. Lo que se utiliza es todo ese paisaje pero, reiterémoslo, con fines de ejercicio personal. El tercer aspecto que se menciona en esta carta es sin duda el de los elemen tos concernientes al amor. En esta conversación sobre el amor se discute una cuestión que es bastante extraña, como podrán verlo, porque ya no se trata de
Jenofonce, Économique, traducción de P. Chantraine, ob. cit.
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