La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)
las líneas que les he recordado, y en las cuales se dice lo siguiente: “D e regreso en casa, antes de echarme de costado para dormir, desarrollo mi tarea y doy cuenta de mi jornada a mi dulcísimo maestro a quien añoro, etcétera” . ¿Qué es esto? Vuelto a su casa, se va a dormir y, antes de echarse de costado, es decir, de tomar la postura del sueño, “desarrolla su tarea” . Se trata evidentemente del examen de conciencia, examen de conciencia tal como lo había descripto Séne ca. Y estos dos textos (el de D e ira y el de Marco Aurelio) están extraordinaria mente cerca uno del otro. Séneca, como se acordarán, decía: todos los días apa go la lámpara y cuando mi mujer calla, me recojo en m í m ismo y me doy cuenta de mi jornada (emplea exactamente la misma expresión: “se da cuen ta”) . Y en otro texto -lamentablemente ayer en la noche no pude encontrar la referencia pero, en fin, no im porta- Séneca evoca la necesidad de desenvolver ante sí m ismo, de vez en cuando, el rollo (el volumen) de su vida y del tiempo p a s a d o . P u e s bien, ese desenvolvimiento de la tarea, de lo que tenía que hacer y de la manera como lo hizo, es, como lo advertirán, lo que hace Marco Aurelio en esta evocación. Desarrolla su tarea, desenvuelve el libro de la jornada en que estaban escritas las cosas que tenía que hacer, libro que es probablemente el de su memoria y no un libro en el cual hubiese escrito realmente, aunque también podía serlo, cosa que, después de todo, no tiene excesiva importancia. Lo esen cial, si lo prefieren, ya sea del orden de la memoria o del orden de la lectura, es esa revisión de la jornada pasada, revisión que es obligatoria al final, en el mo mento en que uno se va a dormir, y que permite hacer el balance de las cosas que tenía que hacer, de las que hizo y de la manera como las hizo en compara ción con la manera como debería haberlas hecho. Y se da razón de todo ello. ¿Y se da razón a quién? Pues bien, a quien es, en ese caso, “su dulcísimo maestro” . Com o verán, tenemos aquí la traducción exacta del principio fundamental del examen de conciencia. ¿Y qué es en el fondo esta carta? L a carta misma, escrita a la mañana siguiente, no es otra cosa que lo que Marco Aurelio hizo a la noche cuando se acostó y antes de dormirse. Desenrolló el volumen de su jornada. Re tomó su jornada y la desarrolló. Lo hizo a la noche para sí m ismo, lo hace a la mañana siguiente al escribir a Frontón. Por lo tanto, podrán ver que, con todo, tenemos allí un ejemplo bastante interesante de la manera como la dirección se Séneca, De la colère, II I, XXXV I , en Dialogues, tomo 1, traducción de A. Bourgery, París, Les Belles Lettres, 1922, pp. 102-103- Para un estudio más detallado del mismo texto, cf. la clase del 24 de marzo, segunda hora, así como el seminario de M . Foucault sobre las “Techniques de soi” en la Universidad de Vermont en octubre de 1982 (en Dits et Écrits, ob. cit., IV, núm. 363, pp. 797-799 ) . Referencia inhallable. Ningún texto de Séneca corresponde a esta descripción.
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