La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

deí Alcibíades y el lugar que ocupa en el pensamiento antiguo. Voy a hacer en­ tonces un enroque. En vez de hablarles ahora de la parrhesia y de los comentaris­ tas neoplatónicos después, quem a referirme enseguida al problema de los co­ mentarios neoplatónicos del Alcibíades. Com o saben, a partir del gran retorno del neoplatonismo a la cultura, el pensamiento y la filosofía antigua -en térmi­ nos generales, a partir del siglo I I - , se plantearon una serie de problemas y en particular la cuestión de la sistematización de las obras de Platón. Digamos, sen­ cillamente, el problema de su edición: su edición con una forma y un orden que fueran tales que en ellos los problemas de la filosofía se abordaran de manera su­ cesiva, en el lugar correspondiente y con el fm de constituir un conjunto a la vez cerrado en sí mismo y utilizable en la enseñanza y la pedagogía. Entonces, el problema de la clasificación de las obras de Platón fue abordado por unos cuan­ tos comentaristas, y en especial por Proclo y O limp iodoro.' Ahora bien, en rela­ ción con el lugar que debe otorgarse a este diálogo del Alcibíades que tomé como punto de partida, estos dos comentaristas coinciden en considerar que debe efectivamente ponerse a la cabeza de las obras de Platón y que el estudio de éste o del platonismo, y por eso mismo el estudio de la filosofía en general, debe abordarse a través de él. Por decirlo de algún modo, tres grandes principios per­ miten en sustancia a Proclo y O limpiodoro dar al Alcibíades ese primer lugar, ese lugar inicial y ponerlo, en cierta manera, como propileo de la filosofía. Primera­ mente, el Alcibíades es a su juicio el resumen mismo de la filosofía de Platón. Se­ gundo, es la introducción, primera y solemne en la filosofía, del gnothi seauton como condición primordial de la práctica filosófica. Y por lo tanto, ven en él la primera aparición de la bifurcación entre lo político y lo catártico. Volvamos un poco a estos puntos. Les señalo que, de todas maneras, en primer lugar yo no habría podido decirles eso si Festugiére no hubiese escrito un artículo interesante sobre la clasificación de las obras de Platón entre los neoplatónicos y extraído los textos principales de éstos. Es un artículo que apareció ya no sé dónde, pero que de todos modos pueden encontrar en los Études de philosophie grecque.^ Enton­ ces, ahí tienen citados toda una serie de textos. Proclo (412-485), nacido en Bizancio en una familia de magistrados, se convirtió a la filosofía platónica por obra de Plutarco y llegó a ser el nuevo maestro de la escuela de Atenas. Como maestro austero, transmitiría en ella su enseñanza hasta el fin de sus días, a la vez que escribía numerosas obras, entre eilas la Teología platónica. Filósofo neoplatónico del siglo VI, Olimpio- doro dirigió la escuela de Alejandría y redactó muchos comentarios de Platón y Aristóteles. Sc trata de A.-J. Festugiére, “ L ’ordre de lecture des dialogues de Platon aux V*/VI* siècles” , en Études de philosophie grecque, Paris, Vrin, 1971, pp. 535-550 (primera publicación; Muséum Helveticum, 26-4. 1969)-

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