La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

Texto de Proclo (por lo tanto, del siglo V)^ sobre la clasificación de las obras de Platón:

Este diálogo [dice hablando dcl Alcibiades\ M. F.] es el principio de toda la filo­ sofía [arkhe hapasesphilosophias-, el inicio, el principio de la filosofía; M. F.], co­ mo lo es en la misma medida el conocimiento de nosotros mismos [así como el conocimiento de nosotros mismos -ei gnothi seauton- es la condición para poder comenzar a filosofar, de la misma manera el Alcibíades es el principio mismo de la filosofía; M. F.]. Por eso en el se diseminan y transmiten como tradición varias consideraciones lógicas, encuentran su esclarecimiento varias consideraciones morales que contribuyen a nuestra investigación sobre la eudemonia y se expo­ nen de manera sumaria varias doctrinas aptas para llevarnos al estudio de la na- turaJeza e incluso a la verdad en lo tocante a los propios seres divinos, a fin de que en esc diálogo se contenga como modelo un único bosquejo general y total de toda la filosofía, bosquejo que se nos revela gracias, precisamente, a ese primer retorno a nosotros mismos."^ Texto interesante, ante todo, porque vemos en él una distinción que no es en absoluto platónica, que se introdujo más adelante y corresponde cabalmente a lo que eran la enseñanza y la difusión de la filosofía durante la época helenísti­ ca, imperial y en la Antigüedad tardía. Vean la distinción entre: consideraciones lógicas; consideraciones morales; doctrinas de la naturaleza; verdades tocantes a los seres divinos. Lógica, moral, estudio de la naturaleza y teología - o discurso sobre lo d iv ino - son los cuatro elementos fundamentales entre los cuales se re­ parte la filosofía. Proclo supone entonces que estos cuatro elementos están, en efecto, diseminados, a la vez presentes y un poco ocultos discretamente en el texto del Alcibíades, pero que todos ellos se presentan a partir de lo que debe ser su fundamento, el retorno a uno mismo. Este bosquejo de la filosofía se nos revela gracias, precisamente, a ese primer retorno a nosotros mismos. Volvamos a nosotros mismos, tomemos conciencia de lo que somos y veremos, en ese m ismo retorno, comenzar a desplegarse lo que debe ser el saber filosófico. “Y también es por eso, a mi parecer [agrega Proclo; M. E ], que el divino Jám b li­ co da al Alcibíades el primer rango entre los diez diálogos en los cuales está con­ tenida, a su entender, toda la filosofía de Platón [referencia a un texto perdido de Jámblico^ que parece indicar, por consiguiente, que aun antes de Proclo y el

’ Fcjucaiilt no hace aquí más que retomar las iraduccioncs propuestas por Fescugiére. ^ A.-J. Festugiére, " L ’ordre de Iccturc. . art. cit., p. 540. Jámblico (alrededor de 240-325). nacido en Calcis. Siria, en una influyente familia prmcipesca,

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