La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)
ahora la relación es inversa; hay que preocuparse por sí m ismo porque uno es uno mismo, y simplemente para sí. Y el beneficio para los otros, la salvación de los otros, o esa manera de preocuparse por ellos que permitirá su salvación o los ayudará a salvarse por sí mismos, pues bien, vendrá a título de beneficio com plementario o, si lo prefieren, se derivará en calidad de efecto -e fecto necesario, sin duda, pero simplemente conexo- de la inquietud que uno debe depositar en sí m ismo, de la voluntad y la aplicación que pone para alcanzar su propia salvación. La salvación de los otros es algo así como una recompensa comple mentaria a la operación y la actividad de salvación que uno ejerce obstinada mente sobre sí mismo. Me parece que esta inversión de la relación la encontra mos ilustrada de muchas maneras. Para atenerme a dos o tres ejemplos precisos, tomaré la concepción epicúrea de la amistad, la concepción estoica o propia de Epicteto, si ustedes quieren, de la relación de uno m ismo con los otros (deberes para consigo m ismo , deberes para con ios ciudadanos). Y después, si tengo tiempo, también el problema del ejercicio del Imperio en Marco Aurelio. En primer lugar, la concepción epicúrea de la amistad. Com o saben, esta con cepción epicúrea plantea una cantidad de problemas que revelan bastante curio samente la inquietud moralizadora que nos es propia. En efecto, por una parte se sabe que Epicuro exalta la amistad, y por la otra - lo s textos son célebres-, que siempre la deduce de la utilidad. E s la famosa Sentencia Vaticana 23:^ “Toda amistad es deseable por sí misma; no obstante, tuvo su comienzo en la utili dad” .^ ¿Hace falta decir, por consiguiente, que esta amistad epicúrea, tal como la exaltan Epicuro y todos sus discípulos, no es otra cosa que la utilidad, vale decir que estaría íntegramente gobernada por una inquietud de sí que sería la preocu pación por la utilidad? Me parece que hay que examinar con más detenimiento esta concepción concentrándonos en la noción, el sentido muy particular de la utilidad. [En efecto, habría que] mostrar a la vez que la amistad epicúrea no es otra cosa que una forma de la inquietud de sí, pero que ésta no es, sin embargo, la preocupación por la utilidad. Retomemos la Sentencia Vaticana 23 : “Toda amistad es deseable por sí misma” ; di heauten hairete-. debe elegirse por sí mis ma, a causa de ella misma; arkhen de eilephen apo tes opheleias: “no obstante [oposición, por lo tanto; M . E ], tuvo su comienzo en la utilidad” . Hay, por ende, una oposición muy clara entre el hecho de que sea deseable y, sin embargo, que ^ Las Sentencias Vaticanas tienen esc nombre porque se las descubrió en un manuscrito del Vati cano que contenía una compilación de 81 sentencias de carácter ético. En cuanto a las Máxi mas Capitales, agrupan un conjunto de enunciados decisivos que tal vez sean obra, al menos en un inicio, del propio Epicuro. ^ Epicuro, Sentencia Vaticana 23, en Lettres et máximes, ob. cit., p. 253.
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