La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)
qué van a consistir la meta y el fin de lo que será su actividad política, a saber: el bienestar, la concordia de los ciudadanos entre sí. No sabe cuál es el objeto del buen gobierno, y por eso debe ocuparse de sí mismo. Verán entonces que en ese momento surgen dos cuestiones, que es preciso resolver y que están directamente ligadas una a otra. Hay que ocuparse de sí, pero se plantea un interrogante: ¿cuál es ese yo por el que hay que preocuparse cuando se dice que hay que preocuparse por sí mismo? Los remito a ese pasaje que comentaré más extensamente la vez que viene, pero que es muy importan te. El diálogo del Alcibíades lleva como subtítulo, aunque se le agregó mucho más tarde -creo que en la época alejandrina, pero no estoy seguro, habrá que verificarlo para la próxima clase-. De la naturaleza humana}'^ Ahora bien, cuan do vemos el desarrollo de toda la última parte del texto —el desarrollo que co mienza en el pasaje que les indico-, la pregunta que hace Sócrates, y que trata de resolver, no es; debes ocuparte de ti; ahora bien, eres un hombre; por lo tan to, pregunto: ¿qué es un hombre? La pregunta que hace es mucho más precisa, mucho más difícil, mucho más interesante. Es; debes ocuparte de ti; pero ¿qué es ese sí mismo {auto to au tó )}^ habida cuenta de que debes ocuparte de ti mis mo? Pregunta, por consiguiente, que no se refiere a la naturaleza del hombre, sino a lo que hoy llamaríamos -porque la palabra no figura en el texto griego- la cuestión del sujeto. ¿Qué es ese sujeto, qué es ese punto hacia el cual debe orientarse esa actividad reflexiva, esa actividad meditada, esa actividad que se vuelve del individuo al individuo mismo? ¿Qué es ese yo? Primera cuestión. Segunda cuestión, que también será preciso resolver: si se la desarrolla como es debido, si se la toma en serio, ¿cómo va a poder esa inquiemd de sí conducir nos, y conducir a Alcibíades hacia lo que quiere, es decir, conocer la tekhne que necesita para gobernar a los otros, el arte que le permitirá gobernar bien? En su ma, la apuesta de toda esta segunda parte, de este final del diálogo, es la siguien te: será necesario dar de ese “sí mismo” -en la expresión “preocuparse por sí mis mo”- una definición tal que implique, abra o dé acceso al saber indispensable Según lo que afirma Diógenes Laercio {Vies et doctrines desphilosophes illustres, II!, 57-62 , tra ducción realizada bajo la dirección de M .-O . Goulet-Cazé, París, Le Livre de Poche, 1999, pp. 430-433 [traducción castellana: Vidas, opiniones y sentencias de losfilósofos más ilustres, Bar celona, Teorema, 1985, dos volúmenes]), el catálogo de I'rasilo (astrólogo de T iberio y filósofo en la cortc de Nerón, siglo I d.C.) adopta la división de los diálogos de Platón en tetralogías y establece para cada uno de ellos un primer título correspondiente, la mayoría de las veces, al nombre del interlocutor privilegiado de Sócrates —pero es posible que esta manera de designar los diálogos se remonte al propio P latón- y un segundo título que indica el tema principal. Esta expresión figura en Alcibiade, 129b, en ob. cit., p. 102.
Made with FlippingBook flipbook maker