La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

forman el modo de ser del sujeto, que lo modifican tal como está dado, que lo califican al transfigurarlo, es un tema prefilosófico que había dado lugar a m u­ chos procedimientos más o menos ritualizados. Mucho antes de Platón, mucho antes del texto del Alcibíades, mucho antes de Sócrates, había, por decirlo así, toda una tecnología de sí que estaba en relación con el saber, ya se tratase de conocimientos particulares o del acceso global a la verdad misma.^ Esta idea de que es preciso poner en juego una tecnología de sí para tener acceso a la ver­ dad es lo que cierta cantidad de prácticas manifestaba en la Grecia arcaica y, por otra parte, en toda una serie de civilizaciones, si no en todas; prácticas que enumero y recuerdo simplemente de una manera muy esquemática.^ En primer Sobre la noción de “ tecnología de sí” {o “ técnica de sí") como dom inio histórico específico que es preciso explorar, cf. M. Foucauk, Dit$ ct Écrits, ob. cit., IV, núm. 344, p. 627 ; como proceso de subjetivación irreductible al juego simbólico, ibíd., p. 628 ; en ibíd., núm. 338 , p. 545 . se encontrará una definición: “ prácticas meditadas y voluntarias mediante las cuales los hombres no sólo sc fijan reglas de conducta, sino que procuran transformar.se a sí mismos, modificarse en su ser smgular y hacer de su vida una obra” . La historia de las técnicas de sí en la Grecia arcaica ya se había encarado ampliamente antes de los estudios de Foucault de la década de 1980. Durante mucho tiempo tuvo como centro de grave­ dad la exégesis de un texto de Eímpédocles sobre Pitágoras, presentado como “ hombre de un raro saber, más maestro que nadie en toda clase de obras sabias, que había adquirido un inmenso te­ soro de conocimientos. Puesto que cuando aguzaba todas las fuerzas de su entendimiento, veía sin esfuerzo todas las cosas en detalle, a través de diez, veinte generaciones humanas” (Porfirio, Vie (le Pythagore, traducción de E. des Places, París. I-cs Belies Lettres, 1982, § 30 . p. 50 [tra­ ducción castellana; V i/ÍjJ de I^itagoras, Madrid, Credos, 1987]). En primer lugar, I.. Gernet {Anthropologie de la Grèce aníicjue, París, Maspero, 1968, p. 252 [traducción castellana: Antro­ pología de la Grecia antigua, Madrid, Taurus, 1984]) y, luego, J.-P . Vernant {Mythe ct pensée chez les Grecs, París. Maspero, 1965, tomo I. p. 114 [traducción castellana: Mito y pensamiento en Li Grecia antigua, Barcelona, Ariel, 1983]) vieron en ello una evocación muy clara de una técnica espiritual consistente en un control de la respiración que permitía una concentración can grande dei alma que ésta se liberaba del cuerpo para emprender viajes al más allá. M. De- tienne menciona también estas técnicas en un capítulo de Maîtres de la vérité dans L¡ Grèce ar­ chaïque, París, Maspero, 1967, pp. 132-133 [traducción castellana: Los maestros de verdad en Li Grecia arcaica, Madrid, Taurus, 1982] (el. tambicii, del mismo autor. La Notion de daimón ¿¿íHí le pythagorisme anden, París, Les Belles Lettres, 1963, pp- 79-85)- Pero E. R. Dodds los había precedido (en 1959) con Les Grecs et l'irrationnel (capítulo “ Les chamans grecs et les ori­ gines du puritanisme” , traducción francesa, París, Flammarion, 1977, pp. 139-160 [traducción castellana: Los griegos y lo irracional, Madrid, A lian /j, 1999]). Más adelante, H . Joly {Le Ren­ versement platonicien Logos-Epistemê-Polis, París, Vrin, 1974) estudiaría las resurgencias de estas prácticas espirituales en el discurso platónico y la gesta socrática; es sabido, además, hasta qué punto P. H adot consideraría estas técnicas de sí como una grilla de lectura esencial de la filoso­ fía antigua (cf. Exercices spirituels et philosophie antique, Paris, Études augustiniennes, 1981).

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