La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

En el m ismo Fedón se dice que el filósofo debe “tomar en sus manos el a l­ ma” ''* También encontramos atestiguada en Platón, en el mismo Fedón, la práctica del aislamiento, de la anakhoresis, de la retirada hacia sí mismo, que va a manifestarse esencialmente en la inmovilidad.’ ^ La inmovilidad del alma y la in­ movilidad del cuerpo: del cuerpo que resiste, del alma que no se mueve, que está, en cierto modo, fijada a sí misma, a su propio eje, y a la que nada puede desviar de sí misma. E s la famosa imagen de Sócrates que se menciona en el Banquete. Sócrates, como saben, que durante la guerra era capaz de quedarse solo, inmóvil, derecho, con los pies en la nieve, insensible a todo lo que sucedía a su alrededor.'^’ En Platón constatamos también la evocación de todas esas prácticas de firmeza, resistencia a la tentación. Se trata de la imagen de Sócrates -o tra vez en el Ban­ quete- tendido al lado de Alcibíades y capaz de dominar su deseo. Creo que la difusión de esas técnicas de sí dentro del pensamiento platónico no fue, por otra parte, más que el primer paso de todo un conjunto de desplaza­ mientos, reactivaciones, organización y reorganización de esas técnicas en lo que iba a convertirse en la gran cultura de sí en la época helenística y romana. Encon­ tramos las técnicas de ese tipo, desde luego, en los neoplatónicos y los neopitagó- ricos; eso es obvio. Pero también en los epicúreos. Y las hallamos en los estoicos, traspuestas, replanteadas de otra manera, como ya lo veremos. Pero si tomamos, por ejemplo, el tema de la inmovilidad del pensamiento, inmovilidad del pensa­ miento que ninguna agitación logra perturbar -n i la del exterior, lo cual garantiza que esas técnicas pueden actuar "contra la dispersión que provoca ci desvanecimiento del alma" y hace referencia a otro pasaje del Fedón (70a) a propósito dcl temor expresado por Cebes en cuanto a una desconexión dcl alma (ibíd., p. 24). “Una vez tomadas en sus manos las almas de las que cHa es la condición, la filosofía Ies da con calma sus razones” (ibíd., 83a, p. 44). Sólo se escucha "y la [...J filosofía como guía o terapia dcl alma, la integración, dentro de la prác­ tica filosófica, de esa técnica de recogimiento, de retraimiento, de encierro del alma en sí misma” . “ [1-a filosofía] se propone desligarlas, [..,] persuadiéndolas (a las almas] una vez más de aparcarse de ellos \anakhoreni\ [los datos de los sentidos], salvo en caso de necesidad” (ibíd.). Aquí, Foucault fusiona dos escenas relatadas por Alcibíades en el Banquete, 220a-220d : la pri­ mera es la de Sócrates insensible al frío del invierno: “ En esas circunstancias, él, al contrario, sa­ lía sin llevar encima otra capa que la que solía usar antes y, descalzo, caminaba sobre el hielo más fácilmente que los demás con sus sandalias” (Platón, Le Banquet, en Œuvres complètes, to­ mo IV-2, traducción de L. Robin, París, Les Belles Lettres, 1929, p. 86 (traducción castellana: Banquete, en Diálogos, ob. cit., tomo lll]); la segunda, que la sigue de inmediato, es la de Sócrates sumergido en una reflexión que lo mantiene inmóvil, de pie, durante codo un día y una noche (ibíd., pp. 87-88). ” lb íd .,217d -219d , pp, 81-82.

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