La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

poco sutil Y curioso que iiabíamos tomado en referencia al alma, cuando, a par­ tir de la noción de khresislkhresthai, etcétera, vimos que ella era el objeto de la preocupación. No. ¿En qué debe consistir ocuparse de sí? Pues bien, es sencilla­ mente conocerse a sí mismo. Y aquí volvemos a encontrar, por tercera vez en el texto, la referencia gnothi seauton, al precepto dèlfico. Pero esta tercera referen­ cia tiene un valor muy distinto, una significación muy distinta de las dos prime­ ras. Com o recuerdan, la primera era simplemente un consejo de prudencia; d i­ me, Alcibíades. tú tienes muchas grandes ambiciones, pero presta un poco de atención a lo que eres: ¿crees .ser capaz de honrar esas ambiciones? Esta primera referencia era, por decirlo así, introductoria, incitadora a la epimeleia heautou: al contemplarse un poco y comprender sus propias insuficiencias, Alcibíades era alentado a ocuparse de sí m ism o / La segunda aparición del gnothi seauton se da­ ba inmediatamente después de la exhortación a ocuparse de sí mismo, pero en la forma de una cuestión metodológica, en cierto modo: ¿qué es ese sí mismo del que hay que ocuparse, qué quiere decir ese heauton, a qué se refiere? Aquí se ci­ taba por segunda vez el precepto deifico.^ Por último, ahora, tercera aparición del gnothi seauton, cuando se plantea en qué debe consistir “ocuparse de sí” .*^ Y esta vez tenemos, entonces, el gnothi seauton, por decirlo de algún modo, en todo su esplendor y toda su plenitud; la inquietud de sí debe consistir en el autocono­ cimiento. Gnothi seauton en sentido pleno; éste es, por supuesto, uno de los mo­ mentos decisivos del texto; uno de los momentos constitutivos, me parece, [del] platonismo; y justamente uno de esos episodios esenciales en la historia de estas tecnologías de sí, en esta larga historia de la inquietud de sí, que va a tener mu­ cho peso o, en todo caso, efectos considerables a lo largo de toda la civilización griega, helenística y romana. [Más] precisamente, como les recordaba hace un momento, en textos como el Fedón, el Banquete, etcétera, encontramos una multitud de alusiones a prácticas que no parecen competer pura y simplemente al “conócete a ti mismo” : prácticas de concentración del pensamiento sobre sí mis­ mo, de fortalecimiento del aln\a en torno de su eje, de recogimiento en sí mismo, de resistencia, etcétera. Otras tantas maneras de preocuparse por sí mismo que no son lisa y llanamente ni de manera directa, por lo menos a primera vista, asi­ milables al autoconocimiento. De hecho, me parece que todo el movimiento del pensamiento platónico, a propósito de la inquietud de sí, consistirá precisamente.

Platón, Alcihiade, 124b , en ob. cit., p. 92 ; cf. la clase del 6 de enero, segunda hora. ^ Ibíd.. 129a, p. 102; c f la primera hora de esta clase. ^ “ Pero, por los dioses, esc precepto tan justo de Delfos que recordábamos hace un instante, ¿es­ tamos seguros de haberlo comprendido bien?" (ibíd., 132c. p. 108).

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