La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

y que será la vejez. La inquietud de sí como preparación para la vejez se separa muy nítidamente de la inquietud de sí como sustituto pedagógico, como com ­ plemento pedagógico a fin de preparar para la vida. Y por último - lo señalé hace un rato, no volveré a e llo-, relación con la eró­ tica de los muchachos. También en este caso el lazo es muy claro en Platón. Po­ co a poco se disociará y la erótica de los varones jóvenes desaparecerá, o tenderá a desaparecer, en la técnica de sí y la cultura de sí en la época helenística y ro­ mana. Con excepciones notables, con toda una serie de demoras, dificultades, etcétera. Cuando leemos, por ejemplo, la tercera o la cuarta sátira de Persio, ad­ vertimos que evoca a su maestro Cornuto absolutamente como un amante;*^ y la correspondencia de Frontón con Marco Aurelio y de Marco Aurelio con Frontón es una correspondencia de amante a amado.*^ D e modo que el proble­ ma será mucho más extenso y arduo. D igamos entonces, si lo prefieren así, que estos temas (relación con la eróti­ ca, relación con la pedagogía, relación con la política) siempre van a estar pre­ sentes, pero con toda una serie de desplazamientos que constituyen la historia misma de la inquietud de sí en la civilización posclásica. Si puede decirse, en consecuencia, que el Alcibíades, por los problemas que plantea, inaugura toda una muy larga historia, al m ismo tiempo muestra con mucha claridad cuál se­ rá, durante este periodo, la solución propiamente platónica, o propiamente neoplatónica, que se dará a esos problemas. Y en esta medida, el Alcibíades no testimonia o no se anticipa a la historia general de la inquietud de sí sino a la forma estrictamente platónica que ésta asume. En efecto, me parece que lo que va a caracterizar la inquietud de sí en la tradición platónica y neoplatónica es, por un lado, el hecho de encontrar su forma y su realización en el autoconoci­ miento, como forma, si no única, sí al menos absolutamente soberana de ia in­ quietud de sí. En segundo lugar, la corriente platónica y neoplatónica tendrá también como característica el hecho de que ese autoconocimiento, como ex­ presión fundamental y soberana de la inquietud de sí, dará acceso a la verdad, y a la verdad en general. En tercero y último lugar, será característico de la forma platónica y neoplatónica de la inquietud de sí el hecho de que el acceso a la

Se trata de la quinta sátira. Houcaulc piensa aquí particularmente en los versos 36-37 y 40-41; “Me reservé para ti: tú recoges mi tierna edad en tu seno socrático, Cornuto [...] contigo, en efecto, lo recuerdo, pasaba largas jornadas soleadas y me aprestaba para nuestros festines al co­ mienzo de las noches” (Persio, Satires, traducción de A . Cartault, París, Les Belles Lettres,

1920, p. 43 [traducción castellana; Sátiras, Madrid, Cátedra, 1988]). Sobre esta correspondencia, c f la clase del 27 de enero, segunda iiora.

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