La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)
adultez. Lo interesante, creo, lo que merecería sin duda ahondarse un poco, es que, en el fondo, parece indudable que en Grecia, o en todo caso en Arenas -po rque en Esparta la cosa debía ser diferente-, no dejaron de sufrir y quejarse por no tener una institución de paso fuerce, bien regulada y eficaz para esos adolescentes, en el momento en que entraban en la vida.*^ La crítica de la pe- dagogía ateniense como incapaz de asegurar el paso de la adolescencia a la adul tez, incapaz de asegurar y codificar ese ingreso en la vida, me parece uno de los rasgos constantes de la filosofía griega. Puede decirse incluso que en torno de ese punto -en referencia a ese problema, en ese hueco institucional, en ese défi cit de la pedagogía, en ese momento política y eróticamente confuso del final de la adolescencia y la entrada en la v ida- se formó el discurso filosófico o, al menos, la forma socrático platónica del discurso filosófico. No volvamos a ese punto que ya mencioné varias veces.'® Sea como fuere, hay un cosa cierta: que después de Platón y, por supuesto, hasta el periodo del cual hablo ahora, la necesidad de la inquietud de sí no va a afirmarse en ese punto de la vida, esa fase confusa y crítica del final de la adoles cencia. En lo sucesivo, la inquietud de sí es un imperativo que no está ligado sim plemente a la crisis pedagógica de ese momento entre la adolescencia y la adultez. La inquietud de sí es una obligación permanente que debe extenderse durante to da la vida. Y no fue necesario esperar hasta el siglo I o II para afirmarlo. Si toman el principio de la “ Epístola a Meneceo” de Epicuro, leerán lo siguiente: Cuando se es joven, no hay que vacilar en filosofar, y cuando se es viejo, no hay que cansarse de filosofar. Nunca es ni demasiado pronto ni demasiado tarde para cuidar su propia alma. Quien dice que todavía no es tiempo o ya no es tiempo de filosofar, sc parece a quien dice que aún no es hora o ya no es hora de esperar la felicidad. Hay que filosofar, en consecuencia, cuando uno es joven y cuando es viejo, en el segundo caso [cuando uno es viejo, por lo tanto; M. F.] para reju- Apenas a fines del siglo (VAtenas introduce el equivalente de un servido militar; en todo caso, un encuadramicnco de los jóvenes antes de que se conviertan en ciudadanos adultos y responsables. Con anterioridad a esa fecha, la ciudad no dispone de ninguna institución fuerte en condiciones de escandir el paso a la adultez. Esparra, al contrario, goza desde siempre de estructuras de encua- dramiento continuas, fuerremente reguladas y militarÍ7adas. Cf. H.-I. Marrou, Histoire de l ’éduca- tion dans l ’Antiquité, ob. cit.; sobre los efebos atenienses en pn ícu la r , c f P. Vidal-Naquet, “ Le chasseur noir et l’origine de l’éphebie athénienne” (1968), reeditado y completado en Le Cimseur noir, Paris, La Découverte, 1983, pp. 151*174 [traducción castellana: Formas de pensamiento y formas de sociedad en el mundo griego: el cazador negro, Barcelona, Península, 1983]. Se reconoce la tesis desarrollada por Foucault en el capítulo V de L'Usage des plaisirs, ob. cit., y que había sido objeto de toda una clase en el Collège de France (28 de enero de 1981).
Made with FlippingBook flipbook maker