La hermenéutica del sujeto curso en el Collège de France (1981-1982)

venecer al contacto con el bien, por ei recuerdo de ios días pasados, y en el pri­ mer caso [cuando uno es joven; M. F.] a fin de ser, aunque joven, tan firme co­ mo un anciano frente al porvenir.*^ Como ven, este texto es, de liecho, muy denso, y entraña toda una serie de ele­ mentos que habría que observar con detenimiento. Aquí me gustaría simplemen­ te señalar algunos de ellos. Desde Uiego, se advierte la asimilación entre “filoso­ far” y “cuidar su propia alma” ; podrán ver que esta actividad de cuidar del alma debe ejercerse en todos los momentos de la vida, cuando uno es joven y cuando es viejo. Sin embargo, con dos funciones bien diferentes; cuando uno es joven, se trata de prepararse —es la famosa paraskeue, a la cual volveré más adelante y que es tan importante tanto entre los epicúreos como entre los estoicos-^® para la vida, armarse, tener un equipamiento para la existencia; por el otro lado, el de la vejez, filosofar es rejuvenecer. Es decir, es invertir el tiempo o, en todo caso, arrancarse a él, gracias a una actividad de memorización que, en el caso de los epicúreos, es la rememoración de los momentos pasados. Todo esto, de hecho, nos lleva al cora­ zón mismo de esta actividad, esta práctica de la inquietud de sí, pero volveré a los diferentes elementos de este texto. Por lo tanto, para Epicuro, como ven, hay que filosofar todo el tiempo, no hay que dejar de ocuparse de sí mismo. Y si ahora tomamos los textos estoicos, sucede lo mismo. Entre centenares, citaré simplemente el de Musonio Rufo, que dice que podemos salvarnos si nos atendemos sin cesar {aei therapeuontes) O c u p a r s e de sí m ismo es entonces la ocupación de toda una vida, de toda la vida. Y de hecho, cuando vemos cómo se practicó, en el periodo del que les hablo, la inquietud de sí, la práctica de sí, nos damos cuenta de que, en efecto, es una actividad de toda la vida. Podemos decir incluso que es una actividad de adulto y que el centro de gravedad, el eje temporal privilegiado en la inquietud de sí, lejos de ser el periodo de la adoles­ cencia, es, al contrario, la etapa media de la adultez. Y como verán, acaso aun más el final de la adultez que el final de la adolescencia. Sea como fuere, ya no “ Épicure à Ménécce” , en Diógenes Luercio, Vie, doctrines et sentences des philosophes illustres, tomo 11, traducción de R. Genaille, Paris, Garnier-Flammarion, 1965. p- 258. C f. la clase del 24 de febrero, segunda hora. 21 “ ¡Pues bien! Entre las bellas máximas de Musonio que hemos conservado, hay una. Sila, que dice así: tenemos que atendernos sin cesar [to dein aei therapeuomenous] s¡ queremos vivir de una ma­ nera saludable [bioun tous sozesthai melíontas]'' (Plutarco. Du contrôle de la colare, 453d , en Œuvres morales, tomo V I I - 1, craducción de J . Dumoriitr y J . Defradas. ob. cit., p. 59; fragmento 36 de la edición de O . Hense de las Reliijuiae de Musonio, Leipzig. Teubner, 1905. p- 123 [craducción castellana en Tablas de Cebes-Disertaciones-Fragmentos menores, Madrid, Credos, 19951).

Made with FlippingBook flipbook maker