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Según Madrigal (2015, p. 21), la arqueología preventiva tiene por objetivo prever, en la

medida de lo posible, que se realicen menos afecciones y excavaciones en el Patrimonio

Arqueológico (finito y no renovable) o evitarlas, ante el daño que supone la ejecución de obras

públicas y privadas, conservando mejor ese Patrimonio para generaciones futuras. Para conseguir

ese fin se debe contar con buenas actuaciones en las administraciones responsables del Patrimonio

Cultural (Cultura), Suelo (Planeamiento/Urbanismo), interacción del Patrimonio Cultural, suelo y

otras áreas (Medio ambiente), además de las empresas dedicadas a la arqueología y en el inicio del

procedimiento administrativo de la Evaluación de Impacto Ambiental de un plan, programa o

proyecto de obras.

Querol (2020), propone para que se deje de realizar la dinámica de la arqueología de

impacto ambiental, excavando y liberando sitios para la ejecución de proyectos, “se debe actuar

en un momento realmente previo mucho antes de la aprobación de cualquier pr oyecto” (Querol,

2020, p. 235).

La autora desarrolla y propone la nueva Arqueología Preventiva de Planeamiento (APre),

en la que propone 3 fases de procedimientos orientados a la planificación territorial y protección

de ciertos espacios. Teniendo como ob jetivo principal “reservar o conservar yacimientos sin tocar”

(Querol, 2020, p. 234). Estos procedimientos los veremos en profundidad más adelante.

Para poder actuar de acuerdo con los parámetros internacionales adoptados por Chile, se

debe ahondar en propuestas de gestión de riesgos aplicados al patrimonio o bien propuestas de

gestión patrimonial que incluyan o hagan énfasis en el análisis de estos riesgos y evaluación de los

daños. Por tanto, antes se deben clarificar los conceptos que participan en esta temática, tales como

riesgo, amenaza y vulnerabilidad.