TTE270
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● reflexiva: incorporando criterios de autoevaluación;
● transdisciplinar: en tanto el propio proceso de valorización del patrimonio es susceptible
de convertirse en objeto de estudio para disciplinas no específicamente patrimoniales,
como la sociología, la economía, las ciencias de la información y de la educación, entre
otras;
● participativa: abriendo el proceso e integrando la valoración no experta (Criado-Boado &
Barreiro, 2013).
Otra consideración a tener en cuenta es que, “si bien el patrimonio sirve para unificar una
nación, las desigualdades en su formación y apropiación exigen estudiarlo también como espacio
de lucha material y simbólic a” (García Canclini, 1999, p. 18). En contextos de conflictos sociales,
la valoración y apropiación del patrimonio arqueológico, pueden formar parte de la reivindicación
y lucha cultural de los pueblos, donde puede ser útil como herramienta y evidencia, por lo que
según Criado Boado y Barreiro, la “conservación del patrimonio arqueológico en contextos
conflictivos … suele contravenirse con nuevos usos urbanos o intereses económicos, incluso
contraponerse con la opinión de gran parte de la comunidad” (2013). Lo que convierte al
patrimonio en un espacio constante de lucha y resignificación, por lo que los autores consideran
que debiera “ser un discurso creado de forma participativa y no el resultado de una relación de
dominio” y “ser un medio para la transform ación social, siendo su aprecio un beneficio más de
dicha transformación” (2013).
Como la mayoría del Patrimonio Arqueológico permanece “oculto” bajo la tierra, su
gestión debe estar basada en la planificación y en la prevención, de ahí que se haya desarrollado
la denominada “Arqueología Preventiva”.
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