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Este mismo autor señala que para establecer un sistema de indicadores, este debe

involucrar los procesos productivos y administrativos en función de la misión y/u

objetivos estratégicos de la organización.

Existen distintos tipos de indicadores según su naturaleza, entre los más utilizados

están los de eficiencia y calidad. Según Lopez y Gaeda (1992) los indicadores de

eficiencia evalúan si los recursos utilizados son óptimos, comparando las tareas o

servicios a desarrollar, con los recursos económicos, humanos, etc. Con el fin de

conseguir el mejor rendimiento. Por otro lado, Francisco Rodríguez y Luis Gómez

(1991), definen calidad como el grado en que satisfacemos las expectativas de los

clientes. Bajo esta definición, se puede determinar que los indicadores de calidad

evalúan el grado de satisfacción del cliente en relación a un producto o servicio.

La importancia de un indicador radica en que este facilita de manera práctica los

resultados de las actividades de la empresa. Rafael Rincón (1998) señala que los

indicadores proporcionan un panorama de la situación de los procesos, y que

aplicándolos de manera oportuna y actualizada se puede tener control de la

situación dada, haciendo posible un monitoreo del avance o ejecución de los

objetivos, y permitiendo también predicciones y poder actuar en base a las

tendencias positivas o negativas. Y de lo anterior depende el éxito de una

organización (Diana Reyes, 2010).

Resumidamente, la implementación de indicadores sirve para medir los procesos

claves que se desean controlar, y conocer si estos están bien encaminados al

cumplimiento de la misión y objetivos estratégicos de la organización, permitiendo

identificar, eliminar y prevenir fallas, y mejorar procesos, de esta forma la

organización cumple su misión y objetivos estratégicos, alcanzando el éxito.

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